Viniste envuelta en aromas
de sal y de rosas.
Tus labios ardían en fuego carmesí
como pétalos de amapolas
que incendiaran el aura matutina
en el beso de la aurora.
Viniste a mí envuelta
en sal y aromas
que caían en cascada
entre las rocas
y luego se perdían en el fondo del mar
arrastrados por las olas…
Viniste a mí
con tu mirada de divina diosa
que acarició mis sueños
y luego se diluyó en la sal y las olas.
De Las violetas lloran lágrimas azules
© Julio Noel
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