Me dejaste solo con tu risa escondida en el armario.
Te fuiste en la luz de un lucero
hacia una estrella lejana olvidada en el vasto universo.
En mi almohada hay colgada un sonrisa tuya
y en el aire revolotean tus besos.
Tus labios suspiran los aromas de la noche en mi cama
y la fragancia de tu sonrisa me trae vagos recuerdos
de las horas felices en que
tus palabras y las mías sonaban a dulce silencio.
¡Cuántas veces me hablaste de amor
con el perfume de tus pétalos
en una larga noche estrellada
cargada de amapolas y sentimientos,
que nos incitaba a amarnos sin palabras
sólo con nuestras caricias y nuestros besos!
Hoy mis lágrimas humedecen la almohada de tu sonrisa
en una noche sin palabras y sin besos
en que veo pasar a mi lado
la desidia del tiempo
y la ausencia de tu risa y tu voz
que deleitaban nuestros encuentros.
Tu voz se alejó de mi lado
una noche en que se acariciaban nuestros cuerpos
y desde entonces vivo sumido
en un mar de silencio.
De Las violetas lloran lágrimas azules
© Julio Noel
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