La noche canta
a mi corazón que lo envuelve
en la ternura de su piel.
Los brazos de la noche acarician mi cuerpo
entre suspiros de estrellas y lágrimas de luceros.
Su boca absorbe la luz de los astros
para que no hiera la piel de mis desengaños.
Sus manos acarician mis labios
que se mueven temblorosos como hojas de álamos.
Acurrucado en los repliegues de su piel oigo
la fragancia de una rosa que suspira a mi lado
con gemidos escarlatas
y llantos colorados
que se pierden en el silencio azul
del tiempo y del espacio.
Mis labios temblorosos sacian su sed
con el jugo de los racimos agrios
que resbala por la ternura de su piel
en su regazo.
El silencio de la noche rompe los susurros del agua
y el aroma de unos senos blancos
que huye hacia las estrellas
a través de los azules topacios.
Mi boca sedienta se queda
de un aroma ácido
que endulzaba la ternura de tu piel
en un corazón de mármol.
De Las violetas lloran lágrimas azules
© Julio Noel
No hay comentarios:
Publicar un comentario