El aroma de tus labios ardía en la noche
como antorcha que la pasión enciende en mi alma
cuando atraviesa el vasto piélago del amor
en el frágil junco que surca la mar agitada.
Tus verdes saetas herían las alas del viento
que entre los sauces del río lloraba
para no mancillar con lágrimas de amor
la inmaculada corriente del agua.
Una perla de tu perfume cayó a la arena
entre cálidos suspiros y plateadas lágrimas
que horadaban el silencio del aire
en el corazón de la noche estrellada.
La luna ocultó su blanco rostro
entre suaves algodones de azúcar y nata
para no ver marchitos tus encendidos pétalos
que suspiran de amor dulces lágrimas.
De Aromas de nostalgia
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