Ascendí hasta la blancura de la inocencia y descubrí que
mi corazón ya no estaba allí.
Mi corazón había quedado amarrado
en la cárcel de la amargura con las cadenas
del dolor.
Ascendí hasta el límite de la luz
pero la luz ya no estaba allí.
Ya no vi el color de los cantos en la transparencia sin sombras,
sólo la mueca del horror en el abismo
de la oscuridad.
Y mi soledad se enroscaba
en la hiel del llanto y en los colmillos del olvido.
¡Oh inocencia que aprisionaste con las cadenas del dolor
mi sed de volar!
De Cárcel de amargura
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