Dime quién soy yo que en el ocaso
camina por una senda de locura,
en compañía de mi soledad,
en busca de la dulce amargura
que me lleve por los mares de la libertad
a aquellos años de cordura
en que conocí una tierna flor
que por mí rompió su ternura.
Ay, aquellos aromas que se derramaron,
y que en mi recuerdo perduran,
ya no volverán a endulzar mis labios
a la pálida luz de la luna
ni los destellos de sus ojos
volverán a encender la penumbra
de la senda de mi vejez
por donde camina mi eterna locura.
Dime quién soy yo que tu amor
ya mi corazón no procura.
De Rosas de otoño
© Julio Noel
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