Mientras avanzan las agujas del tiempo
contemplo la sal de las olas
que se rompe sobre los acantilados
y las aristas de las rocas
en su incesante movimiento.
Mi alma se hunde sola
en el mar del tiempo.
Va buscando aquellas horas
en que bebí con fruición
el carmín de las amapolas
que impregnaba el rubor de tus labios
y saciaba la sed de mi boca.
Mis recuerdos me traen
el color de aquel aroma
que en la primavera de nuestro amor
juntos los dos bebíamos en la misma copa.
En la lontananza del mar
veíamos bogar una góndola
que se alejaba en las alas del viento
como blanca paloma
para surcar nuestros sueños
por el océano de las sombras
y llevarnos al eterno paraíso
donde ya la barca de nuestro amor no zozobra.
¡Ay, aquellos besos de carmín
que se fundían en mi boca,
que me embriagaban
con tu dulce aroma,
qué lejos quedan ya
de estas horas
que rompen sin cesar
en las aristas de las olas!
De Rosas de otoño
© Julio Noel
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