Pájaros negros volaban sobre la oscuridad de mi llanto
en la noche de mis desvelos
y un velo púrpura cubría de dolor
la estela de mi destino.
Mis pies,
descalzos,
pisaban la amargura
de mi camino hacia la vasta soledad
del desencanto.
Hirientes espinas laceraban mis pasos que lentamente
se perdían por la senda de la nostalgia.
Mis ojos sólo veían luces apagadas en la noche
de espanto y una mirada cruel al final
del camino.
¡Oh blancura alejada de mi abandono!
De Cárcel de amargura
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