miércoles, 29 de mayo de 2024

En la amargura de mi soledad oía los acordes de un ruiseñor

 

Que por mayo era, por mayo.

Anónimo.


En la amargura de mi soledad oía los acordes de un ruiseñor

que para mí desgranaba su cantar.

Su dulzura se derramaba sobre mí

como blanco aroma de alhelí.

Cuando cantaba

todo era fuego en mí

y mi corazón no sangraba.

Era su canto blanco un bálsamo

para mi amargura y su silencio una tortura.

Todo era dulzor hasta un día en que calló su voz.

Un abismo se abrió en mi soledad

y en él se precipitó todo mi abandono.

En el pozo de mi nostalgia

se posó la noche y tuve frío.

De Cárcel de amargura 

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