Que por mayo era, por mayo.
Anónimo.
En la amargura de mi soledad oía los acordes de un ruiseñor
que para mí desgranaba su cantar.
Su dulzura se derramaba sobre mí
como blanco aroma de alhelí.
Cuando cantaba
todo era fuego en mí
y mi corazón no sangraba.
Era su canto blanco un bálsamo
para mi amargura y su silencio una tortura.
Todo era dulzor hasta un día en que calló su voz.
Un abismo se abrió en mi soledad
y en él se precipitó todo mi abandono.
En el pozo de mi nostalgia
se posó la noche y tuve frío.
De Cárcel de amargura
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