La noche acariciaba los pétalos de la rosa
y en ella se confundían sus perfumes con tus besos
cuando contemplábamos, nuestros brazos entrelazados,
la bóveda lapislázuli del cielo.
En el jardín de la naturaleza
tus fragancias azules elevaban el vuelo
hacia la luz de las estrellas que sembraban
de flores de oro la infinitud del firmamento.
Nuestros labios se acariciaban
con el lívido aroma de tus pétalos
y mis manos, inquietas, buscaban en las sombras
la blancura de tus senos.
En el jardín de la noche se oyó una melodía
en la quietud del silencio:
las violetas lloraban
lágrimas azules de terciopelo.
De Las violetas lloran lágrimas azules
© Julio Noel
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