En la tierra quemada de vuestras ciudades
no busquéis el canto del ruiseñor que en la noche arde
ni la luz de las estrellas
oculta en el aroma de los rosales.
No busquéis el color rojo de las amapolas
que siembra sus lágrimas carmesíes entre los trigales
ni la inmaculada luz de las azucenas
que deslumbra la blancura de las nieves invernales.
No busquéis la luz de los luceros
entre las cenizas de vuestras ciudades
ni los pétalos de la rosa
que ya no huele nadie
ni el silencio azul de la noche
ni la fragancia carmesí de unos labios que se abren
a los suspiros de una boca
que suplica palabras de amor, pero ya no sabe
dónde se hallan los luceros
ni dónde los mares.
No busquéis las lágrimas azules de las violetas
en la tierra quemada de vuestras ciudades.
De Las violetas lloran lágrimas azules
© Julio Noel
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