lunes, 11 de noviembre de 2024

Ya no manan mis ojos lágrimas de sal

 

Ya no manan mis ojos lágrimas de sal,

ya se han detenido los latidos de mi corazón.

Sigo prisionero en la amargura de mi soledad

en un espacio

sin tiempo,

sigo buscando

el ángulo de la luz

en la amplitud de la oscuridad.

En la cárcel de amargura ya no hay puertas para la libertad,

sólo angostas ventanas para el olvido por donde entra el aire

húmedo de la nostalgia, la lluvia amarilla

del recuerdo,

a veces

las notas de un ruiseñor herido.

Las fuentes de mi corazón ya no manan

y mis ojos se han quedado sin latidos.

De Cárcel de amargura 

viernes, 8 de noviembre de 2024

Solo en la soledad de la noche de espanto

 

Solo en la soledad de la noche de espanto vi posarse a mi lado

la sombra de mis desvelos. Traía una mirada de odio

entre sus manos y entre sus labios

la ironía del silencio.

¡Oh noche de amargura y soledad!

A mi lado palpitaba mi corazón latidos de miedo

y un frío dolor se escondía entre las arrugas de mi insomnio

y entre los pliegues de mi llanto.

Por la orilla del silencio se escurría un hilo

de hiel

que acibaraba

la dulzura de la candidez,

y en las alas de Morfeo se mecían los sueños

de los lirios blancos.

¡Oh noche de insomnio y olvido!

De Cárcel de amargura 

miércoles, 6 de noviembre de 2024

Una sombra marchitó la candidez de mi inocencia

 

Una sombra marchitó la candidez de mi inocencia

y me obligó a beber las heces de mi dolor.

Subí con pasos cansados hasta lo más hondo de mi

amargura y allí bebí la hiel de mi desencanto,

allí bebí

el sabor del abandono

y la sed

de la nostalgia.

¡Oh copa de melancolía que te has roto en mis manos!


Subí hasta la profundidad de mis recuerdos

y vi unos ojos que lloraban

lágrimas de silencio.

Llanto de fuego que quemaba mis venas

y derretía el color de mi amargura en los labios

de mi corazón.

¡Oh tristeza y locura!

De Cárcel de amargura 

lunes, 4 de noviembre de 2024

Hay palabras que hieren en silencio

 

Hay palabras que hieren en silencio,

hay miradas que taladran los sentimientos,

hay gritos de angustia que se ahogan en la hondura

del llanto,

hay suspiros que se derriten

en el viento y emociones que se deshacen

en el hastío de las horas.

Y es que

la amargura de la soledad rebosa la copa del

sufrimiento,

rebosa el límite del dolor.

Mis manos persiguen la luz en los pájaros que huyen

de las sombras,

en los pájaros que huyen

hasta la orilla azul del tiempo.

Mis manos persiguen la huida de un sueño.

De Cárcel de amargura