Hay palabras que hieren en silencio,
hay miradas que taladran los sentimientos,
hay gritos de angustia que se ahogan en la hondura
del llanto,
hay suspiros que se derriten
en el viento y emociones que se deshacen
en el hastío de las horas.
Y es que
la amargura de la soledad rebosa la copa del
sufrimiento,
rebosa el límite del dolor.
Mis manos persiguen la luz en los pájaros que huyen
de las sombras,
en los pájaros que huyen
hasta la orilla azul del tiempo.
Mis manos persiguen la huida de un sueño.
De Cárcel de amargura
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