Solo en la soledad de la noche de espanto vi posarse a mi lado
la sombra de mis desvelos. Traía una mirada de odio
entre sus manos y entre sus labios
la ironía del silencio.
¡Oh noche de amargura y soledad!
A mi lado palpitaba mi corazón latidos de miedo
y un frío dolor se escondía entre las arrugas de mi insomnio
y entre los pliegues de mi llanto.
Por la orilla del silencio se escurría un hilo
de hiel
que acibaraba
la dulzura de la candidez,
y en las alas de Morfeo se mecían los sueños
de los lirios blancos.
¡Oh noche de insomnio y olvido!
De Cárcel de amargura
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