Ardía en anhelos de volar. Soñar con vastas regiones
etéreas que me trasladaban a paraísos ignotos,
con la transparencia del aire en la
blancura de la nieve,
con el cielo azul,
con el vuelo de los pájaros, con la armonía de la luz.
Soñar con la sonrisa de las flores,
con las caricias del sol,
con los suspiros del viento,
con lágrimas de plata en noches de terciopelo.
Ardía en anhelos de soñar y volar por la melodía
azul. Pero
una voz amarga seguía golpeando
mi desconsuelo.
De Cárcel de amargura
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