Ese mar que ahora oigo
en estas tardes doradas,
¿es el mismo que oíamos juntos
bajo la luna de plata?
¡Ay, no! No es el mar que lloraba...
Sus aromas de espuma blanca
beben el oro
que sobre la arena se derrama.
Y ¿adónde se fueron aquellos susurros
de sal y agua
que en la noche azul mecían
los suspiros de tu alma?
¡Ay!, en este mar de oro
sólo me quedan lágrimas.
De Rosas de otoño
© Julio Noel
No hay comentarios:
Publicar un comentario