En las tardes ocres y amarillas,
tardes de amores ya marchitos,
cabalgo en la grupa de mis sueños,
cabalgo en la ola del olvido.
La pasión que encendió mis labios
una noche de azul idilio,
aquel fuego que helara
los besos que nos dimos,
murió en los aullidos del viento,
murió en la blancura de un lirio,
murió en la sonrisa de la primavera,
murió en la exhalación de un suspiro.
Hoy sólo mis recuerdos me quedan
de aquel amor en el que ardimos,
hoy sólo me queda el sabor de los besos
que en el fuego de nuestros labios bebimos.
De Rosas de otoño
© Julio Noel
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