miércoles, 14 de agosto de 2024

Tengo frío en las horas deshabitadas

 

Tengo frío en las horas deshabitadas. Tengo frío

al lado de tanto olvido y abandono.

Un mar de amargura asciende por la orilla de la soledad hasta morder la piel

de mi desengaño.

Y hay pájaros que caen fulminados por la frialdad

de una mirada. Y hay lirios blancos

que se marchitan por el roce

de unos ojos gélidos.

Y hay sufrimiento

en unas manos tiernas que tocan la aspereza de una voz sin rostro.

He subido hasta el límite de la misericordia y tengo frío.

He subido hasta el límite del dolor

y sigo teniendo frío.

En las tétricas mazmorras de la soledad

no hay luz para un pájaro cautivo.

De Cárcel de amargura 

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