En el silencio azul de la lívida noche
los ojos de la luna lloraban luz de plata
que como mariposas se posaba en las flores
para acariciar, ay, la risa de su fragancia.
Las rosas sonreían al sosiego azul
con aromas carmesíes y granas
que arrebolaban los suspiros de mi pasión
en un frenesí de fuego y llamas.
¡Ay, qué tendrá el rubor de las rosas,
ay, qué tendrá, qué tendrá, que enciende tu cara
con el rojo carmín de las amapolas
en el silencio azul de la noche de plata!
No sé qué tienen los suspiros de las rosas
en las níveas noches de luna pálida,
no sé qué tienen que encienden tus amapolas
con el fuego del amor que mi pasión mata.
De Lágrimas de plata en la noche
No hay comentarios:
Publicar un comentario