¡Qué silencio tan largo ha caído desde tus suspiros
a mis manos! El rubor de tus palabras se lo ha llevado
un pájaro de nieve que iba volando por la espesura de
tu mirada. Tus labios ya no se mecen con la brisa del
tiempo. Te has quedado sola y ya no gritas el silencio
alargado de las horas cuando tu carmín perfumaba el
jardín de las rosas. Sonreías a la lluvia de abril y sus
gotas acariciaban la suavidad de las amapolas. Fuiste
mía y yo bebí tu nombre en los labios de la rosa que
lloraba lágrimas de fragancia en el rumor de las olas.
Aquella tarde de primavera (los pájaros habitaban el
espesor de la frescura) tu mirada rompió la luz del
mar. Fuiste mía por un instante y yo bebí el silencio
que caía de tus suspiros antes de que muriera en el
oleaje. Te has quedado sola y ya no gritas tu nom-
bre cuando tu carmín perfuma el jardín de las rosas.
De El rumor del silencio
© Julio Noel
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