¡Cuánto dolor en tu ausencia
cuando camino a la luz de la luna
por los sigilosos senderos de mi inocencia!
Mi mirada se perdía en el océano de tus ojos
cuando mis ojos contemplaban tu pupila abierta.
Me sumergí en el piélago profundo de tu mirada incierta
y allá, en lo más hondo de su negrura, soñaba con tu amor.
Un pájaro verde, verde como una ola, me sonreía
y cantaba para mí una bella canción. Sus alas de agua
se derramaban sobre mi blanca candidez.
Unos labios de amapola se abrieron para mí
y, cuando intenté
besarlos, te vi partir.
¡Cuánto dolor en tu ausencia
cuando camino a la luz de la luna
por los sigilosos senderos de mi inocencia!
De El rumor del silencio
© Julio Noel
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