Tus labios se abrieron al amor
como el rocío de la mañana,
tu sonrisa se la llevó el río
y tu perfume, el aura.
Ibas vestida de rosa y azul,
como el nacer del alba,
y tus dorados bucles caían
sobre el arrebol de tu cara.
Rosa y azul se mecía tu sonrisa
en las manos que la acariciaban,
tus labios se abrían al amor
y tus ojos vertían una lágrima.
Llegó la tarde sombría,
tarde grisácea,
un perfume se hundió en la bruma,
¡ay!, y unos ojos verdes lloraban.
De Rosas de otoño
© Julio Noel
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