En las noches de estío, cuando la luna canta,
el iris de tus ojos luce en verdes luceros,
los aromas de tu piel acarician mi alma
y el éter de tus labios se derrite en el céfiro.
En las noches de estío, cuando la luna danza,
el carmesí de tu voz asciende a los cielos,
el rubí de tus pétalos de fuego se inflama
y de oro se rizan las guedejas de tu pelo.
En las noches de estío, cuando la luna llora,
una lluvia de cálidas fragancias suspira
en los aterciopelados labios de una rosa
que a los lastimeros ojos de la luna mira.
En las noches de estío, cuando la luna implora,
escondes tus besos entre la plácida brisa
del oreo que anuncia la sonrosada aurora
en el rasgado velo de la sombra que expira.
De Lágrimas de plata en la noche
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