La blancura del lirio fue cortada por la ira que envolvía
la mirada de espanto. Lágrimas amargas resbalaron
por la orilla del dolor hasta
cubrir de llanto la ternura de unos corazones
puros.
¡Oh paloma herida!
Quisiste ocultar tu candor
en la dulzura de la inocencia,
pero la mueca del horror mancilló tus pétalos
inmaculados.
Y muchos ojos
en lágrimas de miedo inundados
vieron, rota tu inmaculada blancura,
la púrpura del dolor.
De Cárcel de amargura
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