Hay lágrimas cáusticas que resbalan por la orilla del miedo
para precipitarse en la crátera de la amargura.
Hay unos labios iracundos en los que se dibuja la mueca del horror.
Arrojan palabras amarillas como látigos,
palabras abrasadoras como el hielo,
palabras que incendian la candidez de mi corazón.
Por la pendiente del olvido veo cómo se alejan
el vuelo de la paloma,
las caricias del aura,
el sueño de la inocencia...
Y sobre mis manos cae la mirada de la indiferencia
y el dolor de la ira.
¡Ah, quién fuera águila para beber el viento!
De Cárcel de amargura
© Julio Noel
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