viernes, 17 de diciembre de 2021

Amor que te vas

 





1


Te busco en las olas del mar,

te busco en las caricias del viento,

te busco en tus ojos verdes,

ojos verdes que arden como el fuego.

Como una gota de sal

resbala una lágrima tuya,

como una gota de sal

por las caricias de la luna.

Eres una sonrisa azul

que se lleva el viento,

eres el aroma de una rosa

que se derrama en mis sueños.

Tus ojos ya no acarician la luna,

tus ojos ya no beben el mar,

tus ojos ya no sonríen,

amor que te vas.








2


Silenciosa como una sombra de luz

te alejas de mí,

silenciosa

como la primera noche que nos amamos,

silenciosa en tus alas de fuego

te alejas de mi lado.

Entre jazmines y rosas se oye tu silencio,

entre jazmines y rosas se desliza

tu aliento perfumado,

entre tu boca y mi boca

cruza un frío lamento,

entre tu boca y mi boca

cruza un suspiro muy amargo.

Silenciosa como una sombra azul

te alejas con mis besos en tus labios.






3


Viniste a mí

como un perfume de rosa

que caía de tus labios,

viniste a mí

como una sonrisa azul

que se rompía entre mis manos.

Bebí tu perfume,

besé tu aroma

y estreché una sombra azul,

estreché tu sonrisa

entre mis brazos.

En la brisa del atardecer

un perfume de rosa

huyó hacia el ocaso,

en la brisa del atardecer

una sonrisa azul

murió en tus labios.







4


Tus labios encendían los labios del alba.

Una sonrisa carmesí perfumaba

el color de tus pétalos

que se derramaba por las caricias de las rosas

donde anidaban tus besos.

Como cristales rotos

rodaban las gotas de rocío

por la comisura de tus labios

que ávidamente bebían mis labios.

Entre susurros

te fuiste alejando de mis sueños

como pétalo marchito que se lleva el viento

y de tu amor sólo quedó el rescoldo

del fuego.





5


Como los rayos del sol que atraviesan

el cristal de la copa

y se hunden en el vacío de tu ausencia,

así murieron en mí los besos de amor

que un día me dieras.

Ya apenas acaricio

aquellos pétalos rojos

que rezumaban miel y fragancias sólo para mí.

Ya apenas acaricio

la copa de hidromiel que tus labios

derramaban en las mañanas de abril.

Ni tocar el color de tu mirada

que se deshacía entre la ternura de mis manos.

Te busco y no te encuentro

en la sonrisa del alba.








6


Se ha quedado sola la tristeza sin tu palabra,

se ha quedado solo el silencio

colgado de la rama sin pájaros,

se ha quedado solo un suspiro

en el límite de mis labios.

En las lágrimas del viento

vi cómo se alejaba la blancura de tus manos,

vi cómo se alejaban los besos de tu dulzura,

vi cómo enmudecían mis palabras

cuando ya no desgranaban para ti

aquellos versos de mi locura

que en blancas noches de plata

rompían con sus alas de cristal azul el silencio.

Bajo los labios de la luna

me he quedado solo evocando tu recuerdo.






7


Hoy he visto llorar a la luna lágrimas de sangre,

lágrimas de sangre en pétalos de lirio,

hoy he visto llorar a unos ojos verdes,

ojos verdes como el verde trigo.

En el eco del agua oí un jilguero cantar,

un jilguero cantar como un ángel divino,

en el eco del agua oí un jilguero cantar,

un jilguero cantar por la senda del olvido.

Hoy he visto rodar una sonrisa,

una sonrisa por el cristal del río,

hoy he visto rodar una sonrisa,

amor que te vas con mis suspiros.

Hoy he visto a la luna llorar

lágrimas de sangre en pétalos de lirio,

hoy he visto llorar al mar,

amor que te vas con mis suspiros.







8


Tu sonrisa se sumergió en la inmensidad del silencio

y te ocultaste en la sombra de tu ausencia

para que yo no pudiera ver

la luz de tu mirada.

Te escondiste

en el límite del tiempo

para que me olvidara del color de tus ojos

y del rubor de tu cara.

Pero volveré a amarte como aquellas tardes de primavera

en que tu sonrisa acariciaba

pétalos de seda.

Volveremos a amarnos bajo las lágrimas

de la luna,

bajo la luz de tu mirada,

bajo el delirio de mi locura.






9


Aún recuerdo aquella mirada glauca que descendía

por la orilla del tiempo

para morir en las olas del mar.

Aún recuerdo aquella cabellera blonda que caía

por el ocaso verde

hasta rozar el límite de la esperanza.

Aún recuerdo aquella sonrisa púrpura

que acariciaba mi delirio

y se perdía

entre tus labios y los míos.

Aún recuerdo aquellas tardes sonrientes

en que tu amor y el mío

bogaban como olvidado junco en las olas del mar.

Aún recuerdo los sueños de aquel ayer

que no volverán jamás.








10


Una lluvia de melancolía recorre mi cuerpo

cuando recuerdo

que en la música de tu sonrisa

podía escuchar el aroma de tus besos,

cuando mis manos acariciaban

el carmín de tus pétalos

y en la noche azul

sólo se oía el susurro del silencio,

cuando en la hondura de nuestro amor

oíamos cantar

para nosotros solos

al ruiseñor.

Una lluvia de soledad resbala por mis labios

cuando veo que te vas

y de tristeza cantan los pájaros.





11


Volverás a mí al morir la noche

cuando oiga cantar la alondra

en los labios del alba

o cuando las rosas lloren

lágrimas de cristal

en pétalos de luz y agua.

Me he quedado suspendido

en el corcel del tiempo

que ahora galopa sobre la luna blanca.

Bebe el viento y cabalga nubes

por un mar de esperanza;

va en busca de unos ojos verdes,

ojos verdes que yo soñara.

Volverás cuando la alondra mañanera

ya no cante su tonada.








12


Huíamos cogidos de la mano por las sombras de la luna.

Una llanura infinita de colores iluminaba

los pasos

que nos guiaban hacia la bruma

borradora de límites y sueños.

Tus labios

atravesaron la frontera del rubor

para hundirse en un mar de ternura.

Nos perdimos los dos en una noche de espesura

para beber la fragancia

del amor.

Y nos abandonamos a la fusión de nuestras almas en una.

Eras toda luz.

Tu sonrisa se desvaneció entre

los límites de las sombras

y dos lágrimas rodaron por las huellas del dolor.





13


Pájaros sin sombra huían del gorjeo del árbol

en la luz azul de la alborada.

De la línea de tus pétalos se derramó una sonrisa carmesí.

Tu dulzura caía por el tálamo

como flor inmaculada.

¿Volverás?,

me susurraste con el roce de un suspiro.

Y del mar de tus ojos rodó una perla glauca.

Volveré,

te dije estrechando tu dulzura entre mis brazos.

Volveré

cuando florezcan otra vez tus pétalos rojos

en el jardín de tu fragancia

y cuando en el perfume azul

de los lirios

revolotee de nuevo el canto de la calandria.








14


Tus pétalos rotos a la orilla del abismo

sangraban suspiros púrpura

que envolvían los labios de la aurora.

Eras toda luz en un inmaculado lirio.

Te ibas alejando en las alas del viento

por los caminos del olvido

y tu estela

cegaba mis ojos para que sólo vieran sombras

y el dolor de tu ausencia,

pero la luz brillaba bajo mis párpados.

En mi piel sentía tu presencia.

Un perfume cárdeno recorría mis venas

hasta el fondo de mi corazón.

Era el color de tu olvido.







15


Te ibas sola en el bajel de las horas

por el río de la vida.

Te ibas despojando de tus pétalos

y sembrando aromas en la tierra virgen de mis recuerdos,

aromas que encendían

la noche de nuestro silencio.

Llena de luz te acercaste a la orilla del mar

para derramar sobre sus olas tu roja fragancia.

Te ibas iluminando con tu sonrisa púrpura

el silencio de nuestra ausencia.

Te ibas alejando de mí

como sombra azul que se lleva el viento

y en pos de ti

sólo dejabas el aroma de tus besos.

Sombra de luz que en el mar ahogas

mis sueños.







16


En la noche derramada sobre tu llanto

te ibas alejando de mí.

Mi voz se estrellaba contra la hondura de tu silencio.

Estabas sola.

Tu mirada reflejaba la serenidad del mar

mientras la luna ascendía por el rubor de tus labios.

Tus manos acariciaban la suavidad de las olas

y tu pensamiento se perdía

en la azul inmensidad.


Solo en la noche,

con tu ausencia entre mis manos,

con la luz de tus ojos entre mis dedos,

con el color de tus besos entre mis labios,

te derretiste como aroma púrpura en mis sueños.

Entonces supe que no volvería a tocar tu llanto.






17


Todo el mar cabía en tus ojos y su serenidad

llenaba de luz los míos.

Suspendida en el límite de la noche

entre púrpuras de ocaso y luceros encendidos,

tus manos acariciaban

blancos suspiros

que habían quedado rotos

bajo la sombra verde de los álamos,

prendidos en el dolor de los espinos.

Entonces supe que ya no podría tocar más

la blancura de tus manos

ni beber el viejo aroma de los lirios

en el arco carmesí de tus labios.

Te ibas sola

suspendida en el vuelo azul de los pájaros.








18


Por el camino de la tarde,

suspendida en el aroma amarillo,

te ibas alejando ingrávida en los suspiros del aire.

Por el camino de la noche,

suspendida en la luz de las estrellas,

te ibas alejando ingrávida en la música de tu nombre.

Sola en las olas del mar,

sola en las alas del viento,

sola en el suspiro de una flor

te ibas alejando

por un camino incierto.

Tus manos ya no acarician mis manos,

tu labios ya no beben la locura de mis besos,

tu mirada se pierde en el límite de la luz

mientras tú te alejas por la bruma de mis sueños.






19


Vi

cómo resbalaba una lágrima por la orilla

de tu inocencia. Vi

cómo fluía un suspiro por el borde

de tus labios. Vi

cómo huía un perfume por el límite

de tu ausencia. Vi

cómo se deslizaba una caricia por el confín

de tu espanto.

Bebí tu lágrima, besé tu suspiro,

toqué tu perfume, rocé tu caricia,

antes de diluirte entre mis manos.

Después vi

cómo te alejabas por el filo

de mi llanto.







20


Sombra de luz que te desvaneces entre mis dedos,

sueño alado que vagas por el límite de mi engaño,

fantasma azul que te disipas en la penumbra de mis recuerdos,

deja que mis ojos vean tu voz,

deja que mis oídos oigan tu mirada,

deja que mis manos acaricien el velo

de tu sombra,

sombra de luz, alado espíritu, azul fantasma.

Sombra que te desvaneces en la sombra,

luz que te apagas en la luz,

sueño que sólo vives en mis sueños,

deja que roce con mis labios

el color de tus besos.

Sombra de luz,

deja que contemple mi asombro

en la huida de tu mirada.






21


Mi asombro crece en esa mirada

que se extiende hasta el final de la luz,

hasta tocar los límites del silencio,

silencio que grita el dolor de mi nostalgia.

Te deshaces como el perfume de la rosa

en los labios del viento,

tu sonrisa cabalga en la grupa de la sombra

para morir en la agonía del tiempo.

Eras ola en el mar,

eras luz en la luz,

rubor encendido entre pétalos de rosas.

Te esperaré suspendido en el azul de la noche,

te esperaré suspendido en el grito del viento,

te esperaré suspendido en el abismo de la luz

hasta que tu mirada sea sólo fuego.








22


Hoy regreso a tu mirada,

esa mirada convertida en fuego,

donde tu cuerpo se hizo luz

y mi abandono, eterno.

Como sombra de agua que atraviesa

el silencio amarillo de la tarde

fui penetrando lentamente en el hueco de tu luz,

pero tu luz se deshizo en el aire.

No pude beber el color de tu piel

ni el perfume de tu labios

ni el carmín de tus suspiros,

sólo acariciar el vacío que tu luz

dejó en mis manos.

Hoy he vuelto al mar de tus ojos,

hoy he vuelto al límite de la quietud del agua.






23


Escuché el eco de tu voz

en los acantilados de la amargura

y mi lengua se llenó del sabor amarillo

de tu ausencia.

Un sabor amarillo que ascendía por el tedio de las horas.

A la orilla del agua

vi deslizarse el silencio de tu boca

que mordía las agujas del tiempo.

Era el tiempo de nuestro amor que huía.

Escuché el llanto de los álamos,

escuché el suspiro del agua,

escuché las quejas del jilguero,

escuché el eco de tu voz bajo el sabor amarillo

de mi lengua amarga.

Escuché la huida de tu ausencia

a la orilla del río.







24


Oí tu voz en la redondez del silencio

que envolvía el llanto de mi corazón.

Una nube de fuego encendía la noche

de mis sueños

y tú te alejabas por el borde de las sombras

suspendida en un halo de luz.

Oí tu voz en la profundidad de tu ausencia

y mis manos acariciaron la música

de tus sentidos.

Te alejabas por la orilla del tiempo:

de tus labios voló un suspiro

que derritió la blancura de los lirios.

Amor que te vas,

te alejaste por la orilla de mis sueños

una noche que oí tu voz

en la redondez del silencio.





25


Hoy quisiera estar a tu lado

contemplando

el vuelo de las gaviotas

sobre la inmensidad azul del mar.

Quisiera detener tu sonrisa entre mis labios

para no olvidarla jamás.

Pero te fuiste por el lucero de la tarde

dejándome solo con mi silencio.

Te fuiste hacia un horizonte lejano

donde sólo habita el vacío

y me dejaste con la sombra

de tu luz

entre mis manos.

Hoy quisiera estar contigo

para vivir juntos

lo que aún no hemos vivido.






26


Hoy quisiera estar contigo junto al azul del mar

y tomar entre mis manos su transparencia

para ponerla en tus labios y poderlos besar.

Hoy quisiera estar contigo

y pasear bajo la sombra del recuerdo

y pasear bajo la luz del olvido.

Entre lágrimas te alejaste de mí

envuelta en luces y sombras,

entre lágrimas te alejaste de mí

suspendida en las alas de tu aroma.

Hoy quisiera

de nuevo estar contigo junto al mar

y beber el silencio de tu voz

y de tu mirada el color tocar

y perderme para siempre en el abismo

de tu amor.






27


¿Eres tú

o es el fuego de la amapola

en los labios del alba?

No sé si eres tú o es la esencia del olvido

que llena el vacío de mi nostalgia.

En las noches de insomnio

sueño con tus pétalos rojos,

sueño con los suspiros de tu fragancia,

sueño con las caricias de tus manos,

sueño con aquellas sonrisas coloradas

que tantas veces aprisioné entre mis labios.

No sé si eres tú

o es la añoranza del olvido

quien en las noches de insomnio

quiere estar conmigo.








28


Vi tu ausencia perseguida por oscuras mariposas

que volaban en el límite del tiempo

y no pude hallar entre mis manos

el consuelo de la melancolía.

Estaba solo entre las sombras

que herían la luz,

estaba solo entre las sombras

que ocultaban el vacío del silencio,

estaba solo entre las sombras

que envolvían la inmensidad azul.

Pero un perfume de rosas

se posó en el dolor de mis labios

y puso entre mis ojos y tu recuerdo

de luz un sueño alado.







29


No tuve más que un instante para ver tu huida

y ese instante se rompió en el crisol

de mis sueños.

Estaba solo en la inmensidad de la noche.

Estaba solo abrazado a mi miedo.

Tu fragancia se posaba en la sombra

de mis párpados y bajo ellos

brillaba tu mirada.

Te fuiste alejando lentamente

por la orilla del silencio

hasta perderte en la luz que separaba

tu sueño del mío.

En la noche de la mentira y el engaño,

tú te fuiste con la verdad

y yo me quedé abrazado a las sombras de tu vacío.








30


Suspendida en un sueño azul

te desvanecías entre los suspiros del aire.

Suspendida en los labios de la luna

ibas sembrando sonrisas

por lagos y mares.

Suspendida en el perfume de una flor

sonreías para mí

y me regalabas fragancias de luz

y nieve de azahares.

Suspendida en alas de cristal

te ibas surcando los zafiros del cielo

para sumergirte en las simas siderales.

Suspendida en un sueño azul

te desvaneciste entre los suspiros del aire.







31


Eras como el aire que mece el aroma de las flores

en el jardín de los sueños,

eras como la brisa que besa el silencio

de las horas.

Tu sonrisa caía por el borde de tus labios

hasta el abismo de mi soledad

y mi soledad se estremecía

con la ternura de su contacto.

Mis ojos seguían las huellas de tus pasos

que se perdían en la inmensidad azul

donde nacen todos los sueños.

Vi cómo te alejabas en un tul,

verde y rosa,

que traslucía la luz de tu cuerpo.

Te fuiste como la transparencia del agua

en busca del océano.







32


Eras mi mirada,

te fundías en mis besos,

eras un bostezo de luz

que se desvanecía en la bruma de mis sueños.

Lentamente te alejaste de mí

con los brazos abiertos

y una sonrisa en tus labios ensangrentados

que teñía de púrpura mis recuerdos.

Te contemplé desde los barrotes de mi soledad,

con su frialdad aferrada a mis dedos,

con el dolor de mi mirada entre mis manos,

con el alma y el corazón muertos.

Te fuiste como el eco de mi voz

por la orilla de la noche callada,

te fuiste envuelta en un haz de luz,

te fuiste envuelta en el halo de mi mirada.





33


Tu mirada era un océano sin límites

donde las olas de mis recuerdos besaban

el rubor de tus pétalos.

Tu mirada era el mundo donde yo me veía.

Eran los árboles, las flores, los pájaros,

la luz, el viento…

Era la sal de tus labios

y el color de mis recuerdos.

Tu mirada era un volcán de transparencia

donde ya sólo veo lágrimas apagadas

de un llanto que se quema.

En el hueco de tu mirada

ya no veo el mar de tus ojos ni la luz que los inundaba.

En el hueco de tu mirada

ya sólo veo la contemplación del hastío

en las sombras que de ti me separan.






34


Lejos, en aquel espesor de luz,

bajo la sombra de mis párpados,

oigo cantar un jilguero que me trae recuerdos

muy lejanos.

Te buscaba en la inmensidad del mar,

en la infinitud del orbe,

en los sueños azules de mis labios,

y estabas aquí,

silenciosa,

muda,

a mi lado.

Te ofrecí palabras de amor,

como rosas engarzadas en el hilo de un rosario,

y me respondiste con besos de amor

arrancados del rubor de tus labios.

Lejos, muy lejos, en una sombra de luz

oigo cantar un jilguero enamorado.





35


Tu mirada siempre estará en el vacío

de mis días.

Será el imán que atraiga

las cadenas de mi voluntad

hacia la profundidad de tus ojos.

Allá, en el fondo marino, descubriremos

el umbral de nuestra morada que nos abrirá

la puerta de un nuevo paraíso.

Habrá sombras, penumbra, rosas, fragancias…,

habrá sonrisas y lágrimas,

habrá penas y olvidos,

habrá sobre todo luz, un inmenso mar

de luz

que iluminará nuestro camino.

¡Habrá tantas cosas:

el mar, la libertad, las caricias, los besos,

nuestro amor...!

Pero tú te has ido.






36


En el aire revolotea aún la brisa de tus ojos

y el perfume de tus labios.

He pasado tantas horas soñando tu presencia,

que aún resuena en mis manos el eco

de tus palabras de amor.

Veo tu sonrisa a mi lado,

tus manos entre las mías

y nuestros cuerpos entrelazados en la soledad

del campo.

Veo discurrir el tiempo sin tiempo

por la línea azul del espacio.

Veo morir la luz de tus ojos entre el rubor

de tus labios.

Y veo desaparecer el oro de tus guedejas

en el vacío que has dejado.





37


Tu vacío se grabó en la retina de mis ojos.

Y aprendí a estar solo.

Aprendí a habitar el color de mis sueños,

aprendí a robar besos de oro

que nadaban en el mar de mis recuerdos.

Aprendí a ver la sombra de tu voz

en el espejo del agua,

aprendí a ver el eco de tu amor

en los labios del alba.

Tu ausencia llenó

todas las horas de mi tedio

y aprendí a vivir solo en el espacio

y el tiempo.

Una luz soñada

veló la incorporeidad de tu cuerpo.







38


Te fuiste en los brazos del viento

ante el asombro de mi mirada.

En pos de ti un mar de silencio

llenó la soledad de mi alma.

Ibas vestida de tul,

con una corona de estrellas en la frente,

translúcida de luz.

Cuando te ibas

quise besar la ternura de tus labios,

pero una sonrisa tuya se posó

como suave brisa

en mis manos.

Te fuiste

y el hueco de tu ausencia se llenó

con el aroma de un vino amargo.







39


Te ibas llorando por el río de mis sueños.

Tus lágrimas se fundían en la transparencia

del agua

y tu sonrisa acariciaba

el color de mis recuerdos.

Dejaste caer tu mirada, como aguamarina,

en el roce de mis labios.

Yo contemplaba el mar

colmado de olvidos y esperanzas

confundido con el cielo.

A lo lejos

una gaviota cortó el aire azul

en su vuelo.

Tú caíste en la blancura de la luz

y yo en la noche de los sueños.








40


He sembrado la esperanza

en el jardín de mis recuerdos

para que renazcan en él las caricias

de tu mirada.

En la noche de alas blancas

quise besar la candidez de un lirio

que de mí se alejaba

por la senda del olvido.

Un ramillete de perfumes quedó vibrando

entre las paredes de mi corazón

y el vacío que tu ausencia iba dejando.

Volverás al jardín de mis recuerdos

como una ninfa de la Arcadia

suspendida en las alas de mis sueños.







41


Surcaba el mar de tus ojos

en la nave azul de mis sueños

y bogaba hasta besar los labios de la luna

en las frías noches de invierno.

Te alejabas de mi lado...

Envuelta en un tul de nívea luz

flotabas ingrávida en el viento

con el rubor de una sonrisa en tus labios.

Te alejabas de mi lado

y ya no florecían en mi memoria tus recuerdos,

te alejabas de mi lado

y ya sólo quedaba soledad y silencio.

¿Volverás algún día con la sonrisa en tus labios

en la barca de mis sueños?







42


¡Ausencia perdida en el mar!,

volvería a besar tus ojos

para no verlos llorar.

Esperaré a que las estrellas caigan del cielo

para volverte a soñar.

Esperaré a que la luna se apague en la noche

y tus ojos iluminen la arena

para seguir en ella tus pasos,

para seguir tus huellas.

Esperaré a que las olas ya no sean olas,

esperaré a que la mar no se mueva

para que el silencio de la noche

acaricie nuestras horas más bellas.

¡Ausencia olvidada en el mar!,

volvería a besar tus ojos

para no verlos llorar.







43


En las noches en que mi añoranza

toca el dolor

de tu olvido

siento tu mirada en la mía,

siento el calor de tu voz en mi delirio.

Un hálito helado recorre mi piel

mientras por la noche azul vaga un suspiro

que se posa en los párpados de una rosa

como lágrima de plata en un zafiro.

Oigo tu sonrisa acariciar

el silencio de la noche

que rodea mi desvelo con sus brazos,

oigo una música celestial que me envuelve

en el vacío de tus abrazos.

Amor que te vas,

amor que perduras en mis labios.







44


Aquella noche te lo hubiera dado todo.

Te hubiera dado mi amor,

te hubiera dado mis besos,

te hubiera dado el sol, la luna, las estrellas…,

te hubiera dado el Universo.

Aquella noche

hubiera creado un cielo de amor

para enamorarnos los dos.

Aquella noche…,

¡ay, aquella noche!

Aquella noche te fuiste muy lejos.

Aquella noche te sumergiste en los brazos de la bruma,

aquella noche te diluiste en las alas de mis sueños,

aquella noche te alejaste de mí

y en mis labios morirán tus besos.





45


¿Adónde vas, amor, con los latidos de mi corazón

suspendidos en el rubor de tus pétalos?

Una brisa azul se lleva sobre las olas del mar

tus besos de púrpura y grana

y lejos, muy lejos,

por la ternura de una flor

resbala

el suspiro de una lágrima.

¿Cuántas veces besamos los dos

el aroma de la misma flor

y tu mirada inundó mi mirada?

¿Cuántas veces tu voz se apagó

en el eco de mi voz

y nuestros labios fueron uno solo

bajo el fuego de la pasión?

¿Adónde vas, amor?






46


Amor de un día que te llevas mis besos

en el aroma de tus labios,

¿por qué dejas grabada en mi corazón

la eterna herida de un desengaño?

Amor que te vas, amor que me enloqueces,

soñaré contigo

en la noche de mis recuerdos,

soñaré contigo en la noche oscura

bajo la luz de las estrellas,

bajo las lágrimas de la luna.

Soñaré contigo

bajo el velo azul del olvido.

¡Oh ternura hecha flor en el carmín

de unos pétalos!,

no me dejes agonizar en la mentira

de mis sueños.





47


La noche dormía en el regazo del tiempo

y tú cabalgabas sobre las olas del mar,

cabalgabas sobre los aullidos del viento,

ligera de ropaje,

hacia la inmensidad.

Y toda tu hermosura

se deshacía en la noche oscura

como un sueño, como una ilusión.

Y todo tu encanto

se deshacía en llanto

sobre mi corazón.

La noche dormía y tú te evadías de mis sueños

hacia la eternidad,

La noche moría y tú cabalgabas

y cabalgabas

sobre las olas del mar.







48


Abandonas mi soledad más allá de la noche

y me dejas sediento de amor,

rendido a tus pies,

bebiendo el acíbar de tu fragancia.

Abandonas mi soledad más allá del mar sin bordes

y me dejas envuelto en un vértigo

de luz,

a la orilla del silencio,

bebiendo el color azul de tus últimas

palabras.

Abandonas mi soledad más allá de la muerte

y me dejas suspendido en el rubor

de tus besos,

al borde del tiempo,

bebiendo el fuego de tu mirada.

Amor que abandonas mi humilde morada.





49


Por el perfume de la rosa resbala el llanto

de la noche

que enrojece los latidos

de mi corazón.

Una lágrima quedó suspendida

en los suspiros de un lirio

una noche que la luna lloraba sobre

el mar,

una noche de nostalgias

y olvidos.

Amor,

no trasmines ese muro de luz,

amor,

no trasmines esa pared de agua

en la noche de lágrimas y ausencias,

en la noche más olvidada.








50


Era el perfume en la rosa, fragancia que cristaliza

el candor de tu mirada,

rubor que resbala por las orillas

de tu ausencia.

Era el aroma de tus pétalos

que besaba la pasión de mis labios

en la noche azul de mis sueños.

Eran dos luceros verdes

tus ojos de albahaca

que se hundían en la mar profunda de mi abandono

hasta el borde del alba.

Era el vacío de mis recuerdos

que se fue volando

en la noche azul de mis sueños.





51


En el silencio azul de la noche

escuché el aroma carmesí de tus besos

que iba deshojando sonrisas púrpuras

por el aire

y pétalos de amor en mis sueños.

El viento solapado bajo las sombras

se ha llevado entre sus uñas

tu secreto

y me ha dejado

con el rubor de tus besos

en mi boca

y con las caricias de tu sonrisa entre mis dedos.

En la soledad de la noche,

cuando el viento reía entre las ramas,

te fuiste por la mar de mis sueños

dejando en la amargura de mi boca

tu nostalgia.






52


No volveré a ver nunca más el fuego

de tus labios.

Te fuiste de mis brazos

como el perfume de una flor

que se derrama en el vaso del olvido,

te fuiste de mis brazos

como un sueño, como una ilusión

que nunca ha existido.

Estoy solo ante la noche:

las lágrimas de la luna acarician

la orilla del viento,

estoy solo ante la noche:

ya nunca más volveré a tener tu sonrisa

entre mis dedos.

Te fuiste sin rozar la amargura de mi llanto

con tus pétalos.





53


Te vi cantar entre los cristales del río,

te vi cantar bajo la luna de plata

una noche de estío.

El perfume de tus labios

rizaba la luz de la luna,

el perfume de tus labios

se estrellaba en los acantilados de mi locura.

Un velo azul cubría la nieve

de tus senos,

un velo azul bamboleado

por el viento.

Te vi cantar entre la bruma de mis sueños

una noche de estío,

te vi cantar…

Era la luna que se bañaba en la transparencia del río,

era la luna que se bañaba en los topacios del mar.







54


Una noche de plata caminaba descalzo

sobre el perfume del agua

en busca de la luz de tus ojos.

Mis pies besaban el reluciente oro

de la arena mojada.

No hallé la luz de tu mirada,

no hallé el brillo de tus ojos

en la bruma azul de mis sueños,

en el mar azul de la nostalgia.

La luna se fue derramando por el camino de oro

lágrimas de plata

para bruñir el brillo de tus ojos.

Una noche de luna blanca

caminé por el mar de mis sueños

en busca de la luz de tu mirada.






55


Camino en la noche de mis recuerdos

en busca de aquella luz esmeralda

que se fundía en las olas del mar

cuando el rubor de tus labios besaba.

En el silencio de la noche

escuché los rumores del viento

cuando al pasar rozaban

la fragancia carmesí de tus pétalos.

Busqué en la profundidad añil,

busqué en el abismo del mar

y sólo hallé una estela de luz

que se perdía en la azul inmensidad.

Buscaré en la noche de mis recuerdos

el destello de una luz esmeralda,

la luz de mis sueños.







56


Ya nada nos une

en la bruma de mis sueños,

te fuiste sola volando

sobre las olas de mis recuerdos.

Tu sonrisa se posó en los labios de la luna,

tu mirada se posó en la inmensidad del mar,

tus besos se posaron en lo más profundo,

en lo más profundo de mi soledad.

Buscaré tus besos en los labios de una flor

y tus caricias en los susurros del viento,

buscaré tu mirada en el fondo del mar,

buscaré tus ojos en la bruma de mis sueños.

Estoy solo ante tu ausencia inmóvil,

estoy solo ante la mirada del mar,

estoy solo ante el espacio azul,

estoy solo ante mi soledad.

Te fuiste volando en las alas de mis recuerdos.





57


Sueño con tu mirada a la orilla del mar.

En la soledad azul

los labios del viento besan la nostalgia

de mis recuerdos

y una suave sonrisa se desliza

entre mis dedos como flor de azahar.

Las caricias de una ola rememoran en mí

los besos de tu boca

cuando con tus manos en mis manos

recorríamos nuestro amor a solas.

Sueño con el color de tus besos

a la orilla del mar

y con la luz de tu mirada

en la playa abandonada

de mi soledad.







58


¿Adónde vas, amor, adónde vas?

Deja que beba el aroma de tus pétalos

antes de que en el lejano horizonte

se apague tu fuego.

¿Volverás algún día? ¿Volverás?

En vano miro a la luz de las estrellas

o a las lágrimas de la luna

desde mi retirada celda.

Te busco en los suspiros del aire,

en el vacío de la noche,

en la fragancia de las rosas,

en las caricias del mar.

Te busco en la ternura del céfiro,

vano fantasma,

esquife de sombra y luz

que bogas por mis sueños.






59


Te sigo buscando a la orilla de la noche

como fantasma de luz

que ya no volverá.

Te sigo buscando en el límite de mis sueños

como vana ilusión

que no ha existido jamás.

Voz que susurras en mis oídos

palabras de amor

y luego, en un suspiro,

rompes mi corazón.

Besos de tus labios

que depositan su fragancia en mis labios

y luego caen como pétalos rotos

en el cuenco de mis manos.

¡Amor que extiendes tu sombra sobre mi llanto!






60


Amor, ¿por qué de mi te alejas

en la noche oscura

y penando me dejas

en esta espesura?

Abre tus brazos

para que pueda seguir

el eco de tus pasos

hasta el eterno confín.

Abrázame en tu vuelo

y dame el consuelo

de tu amor,

para que pueda hallar la estrella

donde quedó grabada la huella

de tu corazón.

Amor, ¿por qué te alejas de mí

y me dejas absorto en este frenesí?





61


¿Recuerdas cuando tus besos y mis besos

se unían

en el murmullo del silencio?

¿Recuerdas cuando en la noche estrellada

tus manos y mis manos

se unían entrelazadas?

¿Recuerdas cuando tus ojos y mis ojos

se miraban

en el cristal de tu mirada?

¿Y cuando tu sonrisa resbalaba

por el rubor de tus pétalos

hasta herirme como perfume

que rozara mis dedos?

¡En mí tan sólo quedan

vagos recuerdos!






62


¡Quién pudiera besar

la flor que yo te diera

al verte un día pasar!

Ayer me regalaste tu sonrisa

que se derretía en el carmín de tus pétalos

cuando al mirar las olas del mar

tu fragancia rozaba mis besos.

Ayer me diste tus caricias

que te quería robar el viento

cuando contemplaba en el espejo del mar

todas las estrellas del cielo.

Ayer una lágrima te quise robar

que rodaba por la suavidad de tu terciopelo,

ayer una lágrima cayó al mar

cuando te desvanecías entre mis sueños.

¡Quién pudiera besar

la flor que yo te diera

al verte un día pasar!





63


Llenaré tu ausencia con fragancias rotas

de pétalos

que han ido sembrando

rosas blancas y rojas

por el jardín de nuestros besos.

Y la brisa del mar

recorrerá la orilla de tu mirada

hasta que la sonrisa de tus labios

vuelva a dulcificar

la amargura de mi nostalgia.

Llenaré el hueco de tu vacío

con los pétalos rojos de mi pasión

y con las acerbas lágrimas

de tu olvido,

¡amor que te has ido!






64


Beberé de la fuente del olvido las esencias rojas

que manaban de tus labios

cuando tú y yo

ocultos

bajo la fragancia del arrayán

nos besábamos.

Beberé del río azul de la nostalgia

los suspiros que exhalaste

al suave céfiro

y aquel acíbar verde

que fluía

de tus lágrimas.

Pero ya nunca más el arrebol de tus pétalos

volverá a teñir

de grana y púrpura

mis besos.






65


Ya no veo el aroma de tus pétalos que se derramaba

en la ternura de las flores

ni la luz de tu mirada que se esparcía

por las olas del mar.

Ya no veo aquellas fragancias púrpura

que se posaban

en los labios del alba

ni el color de tu sonrisa

que se esparcía por el viento

cuando te veía pasar.

Ya no veo todo el mar en tus pupilas

ni en tu aliento

todo el aroma de la rosa

que perfumaba tus besos,

¡amor que te vas!






66


Estoy a la orilla del mar sin límites donde ya

no siento tu mirada.

Un alud de emociones abrasa

mi descuido

cuando bebo la sal de la brisa

que me trae el recuerdo de nuestro idilio.

Los labios de la aurora besan la luz

del mar

como besaba la ternura de tus pétalos

la aureola de mi ansiedad.

Mis pies acaricia el temblor de una ola

como tu sonrisa cuando se derramaba

en mi boca.

Estoy a la orilla del mar,

solo,

sin tu mirada,

y el roce de tus recuerdos ya no me quiere besar.






67


¿Por qué llora la aurora lágrimas de rocío

cuando al despertar no hallo

la sonrisa de tu mirada,

sólo el hueco de tu vacío?

¿Por qué la rosa derrama su llanto

por el rubor de su aroma

cuando con mis labios rozo los labios

de una sombra?

Será porque te has desvanecido

en mi sueño de amor

cuando la luna derramaba su sonrisa de plata

sobre mi corazón.

Será, amor, porque

te has ido.







68


¿Dónde estás tú? ¿Dónde te escondes,

fantasma de luz?

¿Dónde están aquellos ojos que emulaban

el mar?

¿Dónde aquellos pétalos rojos

que contigo

me hacían soñar?

Un soplo de perfume llega hasta la playa

solitaria de mi nostalgia

para que pueda besar

el aroma de la rosa

y los labios azules de las olas del mar.

Y a lo lejos,

en el parpadeo de las estrellas,

veo pasar

de un ángel la imagen más bella.







69


Volveré a rozar tu mirada

cuando ya no haya olas en el mar

o cuando ya no brille el lucero del alba.

Volveré a acariciar la redondez de tu sonrisa

cuando el susurro del viento

no rompa

el rubor de la rosa

o cuando entre el trigo verde

ya no nazca la amapola.

Volveré a besar el aroma de tus pétalos

cuando en la línea del horizonte

nunca más

se vuelvan a besar la tierra y el cielo.

Amé la dureza de tu corazón y ahora mis ojos

ya no pueden ver la luz de tu mirada.







70


Besaré el sigilo de tu fragancia

y luego lo arrojaré a la orilla del mar

para que se confunda con el rumor del agua.

Besaré el arrebol de tus labios

y las letras de tu nombre

y luego los iré sembrando sobre las olas

como pétalos en la noche.

Besaré las caricias de tus manos

en el vacío de tu ausencia

y luego las iré derramando

por el piélago de mis penas.

¡Alondra que desgranaste tu cantar

en los suspiros del alba

y en las olas del mar!







71


¿Adónde iré a besar el rubor de tus labios

esta noche?

¿Adónde iré a beber

la dulzura de tu mirada

si te desvaneciste de mi lado como un sueño

de luz,

como una ilusión,

como un suspiro,

como la caricia del aura?

Te fuiste rauda como el viento

hacia el final de la luz

y me dejaste envuelto en la bruma

del olvido.

¿Adónde iré a buscarte esta noche,

amor que te has ido?







72


Buscaré tus pétalos rojos

en el dolor de la rosa

que ayer sonrió para mí

y hoy

cabizbaja

se marchita y llora.

Buscaré la luz de tus ojos

del mar en las olas

que ayer acariciaban mis sueños

y hoy derraman su amargura

en mi boca.

Buscaré la sonrisa de tu mirada

en los labios del alba

cuando en el venero de mis ojos

ya no queden lágrimas.







73


Vi el silencio al final de la luz

y allí estabas tú.

Allí estabas tú, sola, como el dolor,

sola en la línea del tiempo,

con un océano en tu mirada

y el rubor en tus besos.

Tus labios besaban los labios del alba

y tus manos, inmaculadas como la inocencia,

acariciaban mis anhelos,

que se iban desvaneciendo

en la grisácea sonrisa de la bruma

y en la azulada nebulosa de mis sueños.

Más allá de la luz, vi la sombra

de tu silencio.







74


Te desvaneciste en el silencio de las flores

que cantaban a la luz del alba,

te desvaneciste en el silencio de mis labios

que por no herirte

decir tu nombre no osaban.

Como paloma herida

te fuiste alejando por las páginas del tiempo,

como paloma herida

te fuiste alejando lentamente

de mis sueños.

Hoy te he vuelto a soñar

entre racimos de azucenas,

hoy te he vuelto a soñar

sumergida en el mar de mis penas

y tu sonrisa he vuelto a besar.








75


Recorriendo los labios del viento

que besaran el sonrojo de tu aroma

busco la ternura de una flor

que derramó su fragancia en mi boca.

¡Ay, cuántas veces se deshizo en mis labios

el rubor de una sonrisa,

cuántas veces rodó por la pasión de mis besos

el fuego de una lágrima furtiva!

Cuando la luna vertía su llanto

en el espejo del río

en tu boca se fundían aromas de jazmín

y de claveles encendidos.

Recorriendo los pétalos de una rosa

que llora de tristeza y olvido

busco aquellos besos de amor

que rebosaron de un corazón herido.







76


La luna ya no besa el perfume de tus labios

que acariciaba con dulzura el viento

cuando sumergidos en las fragancias del arrayán

tus besos se fundían en mis besos.

Besos que bebía la luna

con su sonrisa de plata

esculpida en la niña de tus ojos

y en el espejo añil del agua.

La luna ya no bebe el perfume de tus pétalos

que libaba en las noches de San Juan

cuando entre tus lágrimas y mis besos

flotaba la fragancia del arrayán.

Lágrimas que bebía la luna

con su sonrisa de plata

esculpida en el iris de tus ojos

y en el espejo añil del agua.





77


En el cielo roto en mil zafiros

de la noche azul

hallé el eco de tus ojos

y la suave luz de tu mirada.

Huellas de tus pasos encontré esparcidas

por el viento

y el arrebol de unos besos

que encendían los labios del alba.

Háblame de las fragancias rojas que besábamos

a la orilla del mar

cuando tus pétalos acariciaban mis labios

y en sueños

volábamos, volábamos

hacia la inmensidad.

Mil zafiros rompen la noche azul

de mi llanto.






78


Sola ante el mar,

tu verde mirada en las estrellas,

tus alígeros sueños

cabalgan entre lirios y azucenas.

Tocas el crepúsculo con tus manos,

los labios de la luna besas con tu mirada

y con el perfume de tus pétalos

de llanto tiñes la arena dorada.

Solo ante el mar,

mi mirada fija en las estrellas,

sentir entre mis manos

la luz de esa mirada que se aleja.

Veloz huye el viento

entre las olas del mar

y yo solo me quedo

con mis recuerdos y mi soñar.






79


¿Recuerdas cuando nos besábamos

en la noche sin orillas?

La noche dormía bajo el manto

del silencio azul de nuestros labios.

Escondidos en el latido del tiempo

escuchábamos

la música de la noche

que se deshacía entre nuestras manos

como el suspiro de una lejana estrella.

Entre mis manos recogí

la sonrisa que caía de tus labios

para que no se derramara por la larga noche

del amor.

A lo lejos

se oía cantar el ruiseñor.








80


Atravesaste la sonrisa de la aurora

cuando soñaba

con los latidos de tu boca.

Como si te posaras en mis labios y la luz de tu mirada

cayera en mis manos.

Ibas vestida con un tul de azucenas

y una corona de lirios sobre tus cejas.

Y te dejaste caer sobre las olas

y sobre las penas que rompen mis venas

y mi corazón ahogan.

Te fuiste volando en un sueño

y yo quedé enloqueciendo de amor.

No quiero seguir bebiendo el acíbar de mi dolor.

Atravesaste la sonrisa de la aurora

y quedé sumido en la bruma de mis sueños.






81


Sentí en mis manos el dolor de tu llanto

que ascendía por los límites de mi corazón.

Te alejabas de mí volando en la luz

de las estrellas

y sobre las olas del mar,

y yo te seguía buscando entre el dolor de mis manos

y los suspiros de mi corazón.

Más allá de las estrellas busqué el llanto

de tu dolor.

Grité a la soledad,

grité al silencio,

grité a la noche sin fin

y sólo hallé el eco de mi voz.

Busqué tu llanto en los recovecos

de mi corazón.








82


Mis manos se quedaron tristes cuando tus labios

se fundieron con los labios de la aurora.

¡Qué lejos, amor, te fuiste!

Una mirada tuya se mezcló con las olas

de mi llanto que llenaban el mar de tu huida.

¿Para qué tantos besos?

Mi corazón se hinchió del vacío de tu ausencia

y ya no oí el dolor de tus lágrimas.

Estaba tan solo en mi angustia,

que mis ojos ya no sentían la nostalgia

de mis manos

y tú te ibas alejando por la orilla de mis sueños.

Quise tocar otra vez tus besos,

pero tu llanto sonó más allá de la luz

y del silencio.






83


Tu fragancia se quedó sorprendida en mis manos

cuando quise tocar el rubor de tus pétalos

con mis besos.

No sé si eras tú

o era la luz de una estrella

que moría en mis brazos

cuando quise rozar el fondo de tu mirada

con mis labios.

Te fuiste de mis sueños,

visión lumínica,

cuando soñé que tus pétalos besaban

mis labios

y que su aroma se derretía entre mis manos.

Suspiro de azahar

que contigo he soñado.








84


¿Amor, te vas?,

¿o es que ya sólo siento mi soledad?

¿Acaso eres una transparencia

que ya no ilumina el sopor

de mi tedio

y te vas

diluyéndote

en la bruma de mis sueños?

Te vas a un mundo de luz

dejando caer tu sonrisa en mis manos

envuelta en un velo azul.

Y ahora

mis labios

ya no podrán beber

el aroma de tus labios.






85


¿Dónde está el sueño que viví?

¿Dónde están tus ojos,

tus labios,

los pétalos por donde resbalaban gotas de rocío,

tu sonrisa,

tu mirada,

las caricias de tus manos

que recorrían mi delirio?

¿Por qué te vas y tras de ti dejas

el carmín de la rosa,

la nieve del azahar,

el susurro de las olas

en tus ojos verdemar?

Si te vas

sólo viviré en tu vacío.







86


Algo en mí me dice que aún queda

un rescoldo de tu pasión

en las noches que se apagan las estrellas.

Una luz lejana,

como un lucero encendido,

ilumina mis sueños

con el amor y la candidez de los lirios.

El rubor de unos labios como pétalos encendidos

arde en el vacío de mi corazón

y una voz lejana,

como un pájaro de frágiles alas,

parece llamarme desde las brumas

de mi dolor.

Algo en mí me dice que tus caricias y halagos

aún permanecen

en mis sueños más alados.






87


Te fuiste

como la fragancia de una flor

que resbala por la orilla del viento,

te fuiste

como un suspiro de amor

que fluye por el límite de mis sueños.

Te he buscado

en el silencio de un aroma

que acaricia el sonrojo de unos pétalos,

te he buscado

en el carmín de una amapola

que me trae el rubor de tus besos.

Ay,

te fuiste en los brazos de Eolo

hasta el límite del tiempo,

te fuiste...

y me dejaste solo

con tu silencio.






88


Oigo los latidos de tu mirada en la penumbra

del mar y el sollozo de tus labios

en el azul del cielo,

oigo una sonrisa que va esparciendo en el rubor

de la tarde

una dulce melodía

y una fragancia de rosas y recuerdos.

Por los caminos del mar

sueño con tus ojos,

sueño con el amor que se va.

Por los caminos del cielo

voy sembrando estrellas de amor

y el carmín de tus besos.

En las noches sin sueño oigo los latidos de tu corazón

en el llanto del silencio.





89


Escucha mi llanto en la noche azul

de mis desvelos,

escucha mi llanto

que resbala por el carmín de tus pétalos.


Hoy he vuelto a recordar

el color de aquellos besos

que se perdían en las olas del mar.

Hoy he vuelto a sentir

el color de aquellos ojos

que lloraban por mí.


Escucha mi llanto en la nube azul

de mis sueños,

escucha mi llanto

que me trae la sonrisa de tus pétalos.






90


Quiero sentir eternamente tu mirada

en mis labios.

He venido al mar sin orillas

para que mis manos

puedan tocar la ternura de tu sonrisa.

Hay ecos vacíos en el fondo del mar y un olor a rosas

que contigo me hace soñar.

El rumor púrpura de un perfume roza mis labios

cuando las gaviotas se van.

En el horizonte lejano se oculta la última estrella,

tras ella

el postrero beso te quisiera robar

y luego

volar y volar en un sueño

hasta la eternidad.

Hoy he visto morir una estrella en el fondo del mar.






91


Soplo que brotas de la bravura del mar.

Llamas a mi ventana

cuando aún duermo

y grabas en sus líneas de luz

las notas azules que canta el viento.


¡Ah soplo del mar!

Llévame en tus alas transparentes

hasta la orilla del lamento

que derraman lejanas campanas

en el asombro de mis recuerdos.


Tu canto azul se pierde,

soplo del mar,

en los límites del dolor

cuando a mi ventana vienes a llamar.






92


Emanación que surgiste de la ralladura del viento.

¿Eres mar o eres bruma que se deshace

entre mis dedos?

Ola que se ensancha,

luz azul

que se desvanece

en la superficie del océano,

pájaro que vuela

hasta la sombra del abismo.

¿Acaso eres la luz que me ciega?

¡Si el amor fuera viento!


Por la orilla del olvido

se va apagando aquel fuego

que helaba mi pasión.

Ya no hay mar, ya no hay bruma, ya no hay viento,

sólo el dolor de un amor que ha muerto.


© Julio Noel 


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