1
Te busco en las olas del mar,
te busco en las caricias del viento,
te busco en tus ojos verdes,
ojos verdes que arden como el fuego.
Como una gota de sal
resbala una lágrima tuya,
como una gota de sal
por las caricias de la luna.
Eres una sonrisa azul
que se lleva el viento,
eres el aroma de una rosa
que se derrama en mis sueños.
Tus ojos ya no acarician la luna,
tus ojos ya no beben el mar,
tus ojos ya no sonríen,
amor que te vas.
2
Silenciosa como una sombra de luz
te alejas de mí,
silenciosa
como la primera noche que nos amamos,
silenciosa en tus alas de fuego
te alejas de mi lado.
Entre jazmines y rosas se oye tu silencio,
entre jazmines y rosas se desliza
tu aliento perfumado,
entre tu boca y mi boca
cruza un frío lamento,
entre tu boca y mi boca
cruza un suspiro muy amargo.
Silenciosa como una sombra azul
te alejas con mis besos en tus labios.
3
Viniste a mí
como un perfume de rosa
que caía de tus labios,
viniste a mí
como una sonrisa azul
que se rompía entre mis manos.
Bebí tu perfume,
besé tu aroma
y estreché una sombra azul,
estreché tu sonrisa
entre mis brazos.
En la brisa del atardecer
un perfume de rosa
huyó hacia el ocaso,
en la brisa del atardecer
una sonrisa azul
murió en tus labios.
4
Tus labios encendían los labios del alba.
Una sonrisa carmesí perfumaba
el color de tus pétalos
que se derramaba por las caricias de las rosas
donde anidaban tus besos.
Como cristales rotos
rodaban las gotas de rocío
por la comisura de tus labios
que ávidamente bebían mis labios.
Entre susurros
te fuiste alejando de mis sueños
como pétalo marchito que se lleva el viento
y de tu amor sólo quedó el rescoldo
del fuego.
5
Como los rayos del sol que atraviesan
el cristal de la copa
y se hunden en el vacío de tu ausencia,
así murieron en mí los besos de amor
que un día me dieras.
Ya apenas acaricio
aquellos pétalos rojos
que rezumaban miel y fragancias sólo para mí.
Ya apenas acaricio
la copa de hidromiel que tus labios
derramaban en las mañanas de abril.
Ni tocar el color de tu mirada
que se deshacía entre la ternura de mis manos.
Te busco y no te encuentro
en la sonrisa del alba.
6
Se ha quedado sola la tristeza sin tu palabra,
se ha quedado solo el silencio
colgado de la rama sin pájaros,
se ha quedado solo un suspiro
en el límite de mis labios.
En las lágrimas del viento
vi cómo se alejaba la blancura de tus manos,
vi cómo se alejaban los besos de tu dulzura,
vi cómo enmudecían mis palabras
cuando ya no desgranaban para ti
aquellos versos de mi locura
que en blancas noches de plata
rompían con sus alas de cristal azul el silencio.
Bajo los labios de la luna
me he quedado solo evocando tu recuerdo.
7
Hoy he visto llorar a la luna lágrimas de sangre,
lágrimas de sangre en pétalos de lirio,
hoy he visto llorar a unos ojos verdes,
ojos verdes como el verde trigo.
En el eco del agua oí un jilguero cantar,
un jilguero cantar como un ángel divino,
en el eco del agua oí un jilguero cantar,
un jilguero cantar por la senda del olvido.
Hoy he visto rodar una sonrisa,
una sonrisa por el cristal del río,
hoy he visto rodar una sonrisa,
amor que te vas con mis suspiros.
Hoy he visto a la luna llorar
lágrimas de sangre en pétalos de lirio,
hoy he visto llorar al mar,
amor que te vas con mis suspiros.
8
Tu sonrisa se sumergió en la inmensidad del silencio
y te ocultaste en la sombra de tu ausencia
para que yo no pudiera ver
la luz de tu mirada.
Te escondiste
en el límite del tiempo
para que me olvidara del color de tus ojos
y del rubor de tu cara.
Pero volveré a amarte como aquellas tardes de primavera
en que tu sonrisa acariciaba
pétalos de seda.
Volveremos a amarnos bajo las lágrimas
de la luna,
bajo la luz de tu mirada,
bajo el delirio de mi locura.
9
Aún recuerdo aquella mirada glauca que descendía
por la orilla del tiempo
para morir en las olas del mar.
Aún recuerdo aquella cabellera blonda que caía
por el ocaso verde
hasta rozar el límite de la esperanza.
Aún recuerdo aquella sonrisa púrpura
que acariciaba mi delirio
y se perdía
entre tus labios y los míos.
Aún recuerdo aquellas tardes sonrientes
en que tu amor y el mío
bogaban como olvidado junco en las olas del mar.
Aún recuerdo los sueños de aquel ayer
que no volverán jamás.
10
Una lluvia de melancolía recorre mi cuerpo
cuando recuerdo
que en la música de tu sonrisa
podía escuchar el aroma de tus besos,
cuando mis manos acariciaban
el carmín de tus pétalos
y en la noche azul
sólo se oía el susurro del silencio,
cuando en la hondura de nuestro amor
oíamos cantar
para nosotros solos
al ruiseñor.
Una lluvia de soledad resbala por mis labios
cuando veo que te vas
y de tristeza cantan los pájaros.
11
Volverás a mí al morir la noche
cuando oiga cantar la alondra
en los labios del alba
o cuando las rosas lloren
lágrimas de cristal
en pétalos de luz y agua.
Me he quedado suspendido
en el corcel del tiempo
que ahora galopa sobre la luna blanca.
Bebe el viento y cabalga nubes
por un mar de esperanza;
va en busca de unos ojos verdes,
ojos verdes que yo soñara.
Volverás cuando la alondra mañanera
ya no cante su tonada.
12
Huíamos cogidos de la mano por las sombras de la luna.
Una llanura infinita de colores iluminaba
los pasos
que nos guiaban hacia la bruma
borradora de límites y sueños.
Tus labios
atravesaron la frontera del rubor
para hundirse en un mar de ternura.
Nos perdimos los dos en una noche de espesura
para beber la fragancia
del amor.
Y nos abandonamos a la fusión de nuestras almas en una.
Eras toda luz.
Tu sonrisa se desvaneció entre
los límites de las sombras
y dos lágrimas rodaron por las huellas del dolor.
13
Pájaros sin sombra huían del gorjeo del árbol
en la luz azul de la alborada.
De la línea de tus pétalos se derramó una sonrisa carmesí.
Tu dulzura caía por el tálamo
como flor inmaculada.
¿Volverás?,
me susurraste con el roce de un suspiro.
Y del mar de tus ojos rodó una perla glauca.
Volveré,
te dije estrechando tu dulzura entre mis brazos.
Volveré
cuando florezcan otra vez tus pétalos rojos
en el jardín de tu fragancia
y cuando en el perfume azul
de los lirios
revolotee de nuevo el canto de la calandria.
14
Tus pétalos rotos a la orilla del abismo
sangraban suspiros púrpura
que envolvían los labios de la aurora.
Eras toda luz en un inmaculado lirio.
Te ibas alejando en las alas del viento
por los caminos del olvido
y tu estela
cegaba mis ojos para que sólo vieran sombras
y el dolor de tu ausencia,
pero la luz brillaba bajo mis párpados.
En mi piel sentía tu presencia.
Un perfume cárdeno recorría mis venas
hasta el fondo de mi corazón.
Era el color de tu olvido.
15
Te ibas sola en el bajel de las horas
por el río de la vida.
Te ibas despojando de tus pétalos
y sembrando aromas en la tierra virgen de mis recuerdos,
aromas que encendían
la noche de nuestro silencio.
Llena de luz te acercaste a la orilla del mar
para derramar sobre sus olas tu roja fragancia.
Te ibas iluminando con tu sonrisa púrpura
el silencio de nuestra ausencia.
Te ibas alejando de mí
como sombra azul que se lleva el viento
y en pos de ti
sólo dejabas el aroma de tus besos.
Sombra de luz que en el mar ahogas
mis sueños.
16
En la noche derramada sobre tu llanto
te ibas alejando de mí.
Mi voz se estrellaba contra la hondura de tu silencio.
Estabas sola.
Tu mirada reflejaba la serenidad del mar
mientras la luna ascendía por el rubor de tus labios.
Tus manos acariciaban la suavidad de las olas
y tu pensamiento se perdía
en la azul inmensidad.
Solo en la noche,
con tu ausencia entre mis manos,
con la luz de tus ojos entre mis dedos,
con el color de tus besos entre mis labios,
te derretiste como aroma púrpura en mis sueños.
Entonces supe que no volvería a tocar tu llanto.
17
Todo el mar cabía en tus ojos y su serenidad
llenaba de luz los míos.
Suspendida en el límite de la noche
entre púrpuras de ocaso y luceros encendidos,
tus manos acariciaban
blancos suspiros
que habían quedado rotos
bajo la sombra verde de los álamos,
prendidos en el dolor de los espinos.
Entonces supe que ya no podría tocar más
la blancura de tus manos
ni beber el viejo aroma de los lirios
en el arco carmesí de tus labios.
Te ibas sola
suspendida en el vuelo azul de los pájaros.
18
Por el camino de la tarde,
suspendida en el aroma amarillo,
te ibas alejando ingrávida en los suspiros del aire.
Por el camino de la noche,
suspendida en la luz de las estrellas,
te ibas alejando ingrávida en la música de tu nombre.
Sola en las olas del mar,
sola en las alas del viento,
sola en el suspiro de una flor
te ibas alejando
por un camino incierto.
Tus manos ya no acarician mis manos,
tu labios ya no beben la locura de mis besos,
tu mirada se pierde en el límite de la luz
mientras tú te alejas por la bruma de mis sueños.
19
Vi
cómo resbalaba una lágrima por la orilla
de tu inocencia. Vi
cómo fluía un suspiro por el borde
de tus labios. Vi
cómo huía un perfume por el límite
de tu ausencia. Vi
cómo se deslizaba una caricia por el confín
de tu espanto.
Bebí tu lágrima, besé tu suspiro,
toqué tu perfume, rocé tu caricia,
antes de diluirte entre mis manos.
Después vi
cómo te alejabas por el filo
de mi llanto.
20
Sombra de luz que te desvaneces entre mis dedos,
sueño alado que vagas por el límite de mi engaño,
fantasma azul que te disipas en la penumbra de mis recuerdos,
deja que mis ojos vean tu voz,
deja que mis oídos oigan tu mirada,
deja que mis manos acaricien el velo
de tu sombra,
sombra de luz, alado espíritu, azul fantasma.
Sombra que te desvaneces en la sombra,
luz que te apagas en la luz,
sueño que sólo vives en mis sueños,
deja que roce con mis labios
el color de tus besos.
Sombra de luz,
deja que contemple mi asombro
en la huida de tu mirada.
21
Mi asombro crece en esa mirada
que se extiende hasta el final de la luz,
hasta tocar los límites del silencio,
silencio que grita el dolor de mi nostalgia.
Te deshaces como el perfume de la rosa
en los labios del viento,
tu sonrisa cabalga en la grupa de la sombra
para morir en la agonía del tiempo.
Eras ola en el mar,
eras luz en la luz,
rubor encendido entre pétalos de rosas.
Te esperaré suspendido en el azul de la noche,
te esperaré suspendido en el grito del viento,
te esperaré suspendido en el abismo de la luz
hasta que tu mirada sea sólo fuego.
22
Hoy regreso a tu mirada,
esa mirada convertida en fuego,
donde tu cuerpo se hizo luz
y mi abandono, eterno.
Como sombra de agua que atraviesa
el silencio amarillo de la tarde
fui penetrando lentamente en el hueco de tu luz,
pero tu luz se deshizo en el aire.
No pude beber el color de tu piel
ni el perfume de tu labios
ni el carmín de tus suspiros,
sólo acariciar el vacío que tu luz
dejó en mis manos.
Hoy he vuelto al mar de tus ojos,
hoy he vuelto al límite de la quietud del agua.
23
Escuché el eco de tu voz
en los acantilados de la amargura
y mi lengua se llenó del sabor amarillo
de tu ausencia.
Un sabor amarillo que ascendía por el tedio de las horas.
A la orilla del agua
vi deslizarse el silencio de tu boca
que mordía las agujas del tiempo.
Era el tiempo de nuestro amor que huía.
Escuché el llanto de los álamos,
escuché el suspiro del agua,
escuché las quejas del jilguero,
escuché el eco de tu voz bajo el sabor amarillo
de mi lengua amarga.
Escuché la huida de tu ausencia
a la orilla del río.
24
Oí tu voz en la redondez del silencio
que envolvía el llanto de mi corazón.
Una nube de fuego encendía la noche
de mis sueños
y tú te alejabas por el borde de las sombras
suspendida en un halo de luz.
Oí tu voz en la profundidad de tu ausencia
y mis manos acariciaron la música
de tus sentidos.
Te alejabas por la orilla del tiempo:
de tus labios voló un suspiro
que derritió la blancura de los lirios.
Amor que te vas,
te alejaste por la orilla de mis sueños
una noche que oí tu voz
en la redondez del silencio.
25
Hoy quisiera estar a tu lado
contemplando
el vuelo de las gaviotas
sobre la inmensidad azul del mar.
Quisiera detener tu sonrisa entre mis labios
para no olvidarla jamás.
Pero te fuiste por el lucero de la tarde
dejándome solo con mi silencio.
Te fuiste hacia un horizonte lejano
donde sólo habita el vacío
y me dejaste con la sombra
de tu luz
entre mis manos.
Hoy quisiera estar contigo
para vivir juntos
lo que aún no hemos vivido.
26
Hoy quisiera estar contigo junto al azul del mar
y tomar entre mis manos su transparencia
para ponerla en tus labios y poderlos besar.
Hoy quisiera estar contigo
y pasear bajo la sombra del recuerdo
y pasear bajo la luz del olvido.
Entre lágrimas te alejaste de mí
envuelta en luces y sombras,
entre lágrimas te alejaste de mí
suspendida en las alas de tu aroma.
Hoy quisiera
de nuevo estar contigo junto al mar
y beber el silencio de tu voz
y de tu mirada el color tocar
y perderme para siempre en el abismo
de tu amor.
27
¿Eres tú
o es el fuego de la amapola
en los labios del alba?
No sé si eres tú o es la esencia del olvido
que llena el vacío de mi nostalgia.
En las noches de insomnio
sueño con tus pétalos rojos,
sueño con los suspiros de tu fragancia,
sueño con las caricias de tus manos,
sueño con aquellas sonrisas coloradas
que tantas veces aprisioné entre mis labios.
No sé si eres tú
o es la añoranza del olvido
quien en las noches de insomnio
quiere estar conmigo.
28
Vi tu ausencia perseguida por oscuras mariposas
que volaban en el límite del tiempo
y no pude hallar entre mis manos
el consuelo de la melancolía.
Estaba solo entre las sombras
que herían la luz,
estaba solo entre las sombras
que ocultaban el vacío del silencio,
estaba solo entre las sombras
que envolvían la inmensidad azul.
Pero un perfume de rosas
se posó en el dolor de mis labios
y puso entre mis ojos y tu recuerdo
de luz un sueño alado.
29
No tuve más que un instante para ver tu huida
y ese instante se rompió en el crisol
de mis sueños.
Estaba solo en la inmensidad de la noche.
Estaba solo abrazado a mi miedo.
Tu fragancia se posaba en la sombra
de mis párpados y bajo ellos
brillaba tu mirada.
Te fuiste alejando lentamente
por la orilla del silencio
hasta perderte en la luz que separaba
tu sueño del mío.
En la noche de la mentira y el engaño,
tú te fuiste con la verdad
y yo me quedé abrazado a las sombras de tu vacío.
30
Suspendida en un sueño azul
te desvanecías entre los suspiros del aire.
Suspendida en los labios de la luna
ibas sembrando sonrisas
por lagos y mares.
Suspendida en el perfume de una flor
sonreías para mí
y me regalabas fragancias de luz
y nieve de azahares.
Suspendida en alas de cristal
te ibas surcando los zafiros del cielo
para sumergirte en las simas siderales.
Suspendida en un sueño azul
te desvaneciste entre los suspiros del aire.
31
Eras como el aire que mece el aroma de las flores
en el jardín de los sueños,
eras como la brisa que besa el silencio
de las horas.
Tu sonrisa caía por el borde de tus labios
hasta el abismo de mi soledad
y mi soledad se estremecía
con la ternura de su contacto.
Mis ojos seguían las huellas de tus pasos
que se perdían en la inmensidad azul
donde nacen todos los sueños.
Vi cómo te alejabas en un tul,
verde y rosa,
que traslucía la luz de tu cuerpo.
Te fuiste como la transparencia del agua
en busca del océano.
32
Eras mi mirada,
te fundías en mis besos,
eras un bostezo de luz
que se desvanecía en la bruma de mis sueños.
Lentamente te alejaste de mí
con los brazos abiertos
y una sonrisa en tus labios ensangrentados
que teñía de púrpura mis recuerdos.
Te contemplé desde los barrotes de mi soledad,
con su frialdad aferrada a mis dedos,
con el dolor de mi mirada entre mis manos,
con el alma y el corazón muertos.
Te fuiste como el eco de mi voz
por la orilla de la noche callada,
te fuiste envuelta en un haz de luz,
te fuiste envuelta en el halo de mi mirada.
33
Tu mirada era un océano sin límites
donde las olas de mis recuerdos besaban
el rubor de tus pétalos.
Tu mirada era el mundo donde yo me veía.
Eran los árboles, las flores, los pájaros,
la luz, el viento…
Era la sal de tus labios
y el color de mis recuerdos.
Tu mirada era un volcán de transparencia
donde ya sólo veo lágrimas apagadas
de un llanto que se quema.
En el hueco de tu mirada
ya no veo el mar de tus ojos ni la luz que los inundaba.
En el hueco de tu mirada
ya sólo veo la contemplación del hastío
en las sombras que de ti me separan.
34
Lejos, en aquel espesor de luz,
bajo la sombra de mis párpados,
oigo cantar un jilguero que me trae recuerdos
muy lejanos.
Te buscaba en la inmensidad del mar,
en la infinitud del orbe,
en los sueños azules de mis labios,
y estabas aquí,
silenciosa,
muda,
a mi lado.
Te ofrecí palabras de amor,
como rosas engarzadas en el hilo de un rosario,
y me respondiste con besos de amor
arrancados del rubor de tus labios.
Lejos, muy lejos, en una sombra de luz
oigo cantar un jilguero enamorado.
35
Tu mirada siempre estará en el vacío
de mis días.
Será el imán que atraiga
las cadenas de mi voluntad
hacia la profundidad de tus ojos.
Allá, en el fondo marino, descubriremos
el umbral de nuestra morada que nos abrirá
la puerta de un nuevo paraíso.
Habrá sombras, penumbra, rosas, fragancias…,
habrá sonrisas y lágrimas,
habrá penas y olvidos,
habrá sobre todo luz, un inmenso mar
de luz
que iluminará nuestro camino.
¡Habrá tantas cosas:
el mar, la libertad, las caricias, los besos,
nuestro amor...!
Pero tú te has ido.
36
En el aire revolotea aún la brisa de tus ojos
y el perfume de tus labios.
He pasado tantas horas soñando tu presencia,
que aún resuena en mis manos el eco
de tus palabras de amor.
Veo tu sonrisa a mi lado,
tus manos entre las mías
y nuestros cuerpos entrelazados en la soledad
del campo.
Veo discurrir el tiempo sin tiempo
por la línea azul del espacio.
Veo morir la luz de tus ojos entre el rubor
de tus labios.
Y veo desaparecer el oro de tus guedejas
en el vacío que has dejado.
37
Tu vacío se grabó en la retina de mis ojos.
Y aprendí a estar solo.
Aprendí a habitar el color de mis sueños,
aprendí a robar besos de oro
que nadaban en el mar de mis recuerdos.
Aprendí a ver la sombra de tu voz
en el espejo del agua,
aprendí a ver el eco de tu amor
en los labios del alba.
Tu ausencia llenó
todas las horas de mi tedio
y aprendí a vivir solo en el espacio
y el tiempo.
Una luz soñada
veló la incorporeidad de tu cuerpo.
38
Te fuiste en los brazos del viento
ante el asombro de mi mirada.
En pos de ti un mar de silencio
llenó la soledad de mi alma.
Ibas vestida de tul,
con una corona de estrellas en la frente,
translúcida de luz.
Cuando te ibas
quise besar la ternura de tus labios,
pero una sonrisa tuya se posó
como suave brisa
en mis manos.
Te fuiste
y el hueco de tu ausencia se llenó
con el aroma de un vino amargo.
39
Te ibas llorando por el río de mis sueños.
Tus lágrimas se fundían en la transparencia
del agua
y tu sonrisa acariciaba
el color de mis recuerdos.
Dejaste caer tu mirada, como aguamarina,
en el roce de mis labios.
Yo contemplaba el mar
colmado de olvidos y esperanzas
confundido con el cielo.
A lo lejos
una gaviota cortó el aire azul
en su vuelo.
Tú caíste en la blancura de la luz
y yo en la noche de los sueños.
40
He sembrado la esperanza
en el jardín de mis recuerdos
para que renazcan en él las caricias
de tu mirada.
En la noche de alas blancas
quise besar la candidez de un lirio
que de mí se alejaba
por la senda del olvido.
Un ramillete de perfumes quedó vibrando
entre las paredes de mi corazón
y el vacío que tu ausencia iba dejando.
Volverás al jardín de mis recuerdos
como una ninfa de la Arcadia
suspendida en las alas de mis sueños.
41
Surcaba el mar de tus ojos
en la nave azul de mis sueños
y bogaba hasta besar los labios de la luna
en las frías noches de invierno.
Te alejabas de mi lado...
Envuelta en un tul de nívea luz
flotabas ingrávida en el viento
con el rubor de una sonrisa en tus labios.
Te alejabas de mi lado
y ya no florecían en mi memoria tus recuerdos,
te alejabas de mi lado
y ya sólo quedaba soledad y silencio.
¿Volverás algún día con la sonrisa en tus labios
en la barca de mis sueños?
42
¡Ausencia perdida en el mar!,
volvería a besar tus ojos
para no verlos llorar.
Esperaré a que las estrellas caigan del cielo
para volverte a soñar.
Esperaré a que la luna se apague en la noche
y tus ojos iluminen la arena
para seguir en ella tus pasos,
para seguir tus huellas.
Esperaré a que las olas ya no sean olas,
esperaré a que la mar no se mueva
para que el silencio de la noche
acaricie nuestras horas más bellas.
¡Ausencia olvidada en el mar!,
volvería a besar tus ojos
para no verlos llorar.
43
En las noches en que mi añoranza
toca el dolor
de tu olvido
siento tu mirada en la mía,
siento el calor de tu voz en mi delirio.
Un hálito helado recorre mi piel
mientras por la noche azul vaga un suspiro
que se posa en los párpados de una rosa
como lágrima de plata en un zafiro.
Oigo tu sonrisa acariciar
el silencio de la noche
que rodea mi desvelo con sus brazos,
oigo una música celestial que me envuelve
en el vacío de tus abrazos.
Amor que te vas,
amor que perduras en mis labios.
44
Aquella noche te lo hubiera dado todo.
Te hubiera dado mi amor,
te hubiera dado mis besos,
te hubiera dado el sol, la luna, las estrellas…,
te hubiera dado el Universo.
Aquella noche
hubiera creado un cielo de amor
para enamorarnos los dos.
Aquella noche…,
¡ay, aquella noche!
Aquella noche te fuiste muy lejos.
Aquella noche te sumergiste en los brazos de la bruma,
aquella noche te diluiste en las alas de mis sueños,
aquella noche te alejaste de mí
y en mis labios morirán tus besos.
45
¿Adónde vas, amor, con los latidos de mi corazón
suspendidos en el rubor de tus pétalos?
Una brisa azul se lleva sobre las olas del mar
tus besos de púrpura y grana
y lejos, muy lejos,
por la ternura de una flor
resbala
el suspiro de una lágrima.
¿Cuántas veces besamos los dos
el aroma de la misma flor
y tu mirada inundó mi mirada?
¿Cuántas veces tu voz se apagó
en el eco de mi voz
y nuestros labios fueron uno solo
bajo el fuego de la pasión?
¿Adónde vas, amor?
46
Amor de un día que te llevas mis besos
en el aroma de tus labios,
¿por qué dejas grabada en mi corazón
la eterna herida de un desengaño?
Amor que te vas, amor que me enloqueces,
soñaré contigo
en la noche de mis recuerdos,
soñaré contigo en la noche oscura
bajo la luz de las estrellas,
bajo las lágrimas de la luna.
Soñaré contigo
bajo el velo azul del olvido.
¡Oh ternura hecha flor en el carmín
de unos pétalos!,
no me dejes agonizar en la mentira
de mis sueños.
47
La noche dormía en el regazo del tiempo
y tú cabalgabas sobre las olas del mar,
cabalgabas sobre los aullidos del viento,
ligera de ropaje,
hacia la inmensidad.
Y toda tu hermosura
se deshacía en la noche oscura
como un sueño, como una ilusión.
Y todo tu encanto
se deshacía en llanto
sobre mi corazón.
La noche dormía y tú te evadías de mis sueños
hacia la eternidad,
La noche moría y tú cabalgabas
y cabalgabas
sobre las olas del mar.
48
Abandonas mi soledad más allá de la noche
y me dejas sediento de amor,
rendido a tus pies,
bebiendo el acíbar de tu fragancia.
Abandonas mi soledad más allá del mar sin bordes
y me dejas envuelto en un vértigo
de luz,
a la orilla del silencio,
bebiendo el color azul de tus últimas
palabras.
Abandonas mi soledad más allá de la muerte
y me dejas suspendido en el rubor
de tus besos,
al borde del tiempo,
bebiendo el fuego de tu mirada.
Amor que abandonas mi humilde morada.
49
Por el perfume de la rosa resbala el llanto
de la noche
que enrojece los latidos
de mi corazón.
Una lágrima quedó suspendida
en los suspiros de un lirio
una noche que la luna lloraba sobre
el mar,
una noche de nostalgias
y olvidos.
Amor,
no trasmines ese muro de luz,
amor,
no trasmines esa pared de agua
en la noche de lágrimas y ausencias,
en la noche más olvidada.
50
Era el perfume en la rosa, fragancia que cristaliza
el candor de tu mirada,
rubor que resbala por las orillas
de tu ausencia.
Era el aroma de tus pétalos
que besaba la pasión de mis labios
en la noche azul de mis sueños.
Eran dos luceros verdes
tus ojos de albahaca
que se hundían en la mar profunda de mi abandono
hasta el borde del alba.
Era el vacío de mis recuerdos
que se fue volando
en la noche azul de mis sueños.
51
En el silencio azul de la noche
escuché el aroma carmesí de tus besos
que iba deshojando sonrisas púrpuras
por el aire
y pétalos de amor en mis sueños.
El viento solapado bajo las sombras
se ha llevado entre sus uñas
tu secreto
y me ha dejado
con el rubor de tus besos
en mi boca
y con las caricias de tu sonrisa entre mis dedos.
En la soledad de la noche,
cuando el viento reía entre las ramas,
te fuiste por la mar de mis sueños
dejando en la amargura de mi boca
tu nostalgia.
52
No volveré a ver nunca más el fuego
de tus labios.
Te fuiste de mis brazos
como el perfume de una flor
que se derrama en el vaso del olvido,
te fuiste de mis brazos
como un sueño, como una ilusión
que nunca ha existido.
Estoy solo ante la noche:
las lágrimas de la luna acarician
la orilla del viento,
estoy solo ante la noche:
ya nunca más volveré a tener tu sonrisa
entre mis dedos.
Te fuiste sin rozar la amargura de mi llanto
con tus pétalos.
53
Te vi cantar entre los cristales del río,
te vi cantar bajo la luna de plata
una noche de estío.
El perfume de tus labios
rizaba la luz de la luna,
el perfume de tus labios
se estrellaba en los acantilados de mi locura.
Un velo azul cubría la nieve
de tus senos,
un velo azul bamboleado
por el viento.
Te vi cantar entre la bruma de mis sueños
una noche de estío,
te vi cantar…
Era la luna que se bañaba en la transparencia del río,
era la luna que se bañaba en los topacios del mar.
54
Una noche de plata caminaba descalzo
sobre el perfume del agua
en busca de la luz de tus ojos.
Mis pies besaban el reluciente oro
de la arena mojada.
No hallé la luz de tu mirada,
no hallé el brillo de tus ojos
en la bruma azul de mis sueños,
en el mar azul de la nostalgia.
La luna se fue derramando por el camino de oro
lágrimas de plata
para bruñir el brillo de tus ojos.
Una noche de luna blanca
caminé por el mar de mis sueños
en busca de la luz de tu mirada.
55
Camino en la noche de mis recuerdos
en busca de aquella luz esmeralda
que se fundía en las olas del mar
cuando el rubor de tus labios besaba.
En el silencio de la noche
escuché los rumores del viento
cuando al pasar rozaban
la fragancia carmesí de tus pétalos.
Busqué en la profundidad añil,
busqué en el abismo del mar
y sólo hallé una estela de luz
que se perdía en la azul inmensidad.
Buscaré en la noche de mis recuerdos
el destello de una luz esmeralda,
la luz de mis sueños.
56
Ya nada nos une
en la bruma de mis sueños,
te fuiste sola volando
sobre las olas de mis recuerdos.
Tu sonrisa se posó en los labios de la luna,
tu mirada se posó en la inmensidad del mar,
tus besos se posaron en lo más profundo,
en lo más profundo de mi soledad.
Buscaré tus besos en los labios de una flor
y tus caricias en los susurros del viento,
buscaré tu mirada en el fondo del mar,
buscaré tus ojos en la bruma de mis sueños.
Estoy solo ante tu ausencia inmóvil,
estoy solo ante la mirada del mar,
estoy solo ante el espacio azul,
estoy solo ante mi soledad.
Te fuiste volando en las alas de mis recuerdos.
57
Sueño con tu mirada a la orilla del mar.
En la soledad azul
los labios del viento besan la nostalgia
de mis recuerdos
y una suave sonrisa se desliza
entre mis dedos como flor de azahar.
Las caricias de una ola rememoran en mí
los besos de tu boca
cuando con tus manos en mis manos
recorríamos nuestro amor a solas.
Sueño con el color de tus besos
a la orilla del mar
y con la luz de tu mirada
en la playa abandonada
de mi soledad.
58
¿Adónde vas, amor, adónde vas?
Deja que beba el aroma de tus pétalos
antes de que en el lejano horizonte
se apague tu fuego.
¿Volverás algún día? ¿Volverás?
En vano miro a la luz de las estrellas
o a las lágrimas de la luna
desde mi retirada celda.
Te busco en los suspiros del aire,
en el vacío de la noche,
en la fragancia de las rosas,
en las caricias del mar.
Te busco en la ternura del céfiro,
vano fantasma,
esquife de sombra y luz
que bogas por mis sueños.
59
Te sigo buscando a la orilla de la noche
como fantasma de luz
que ya no volverá.
Te sigo buscando en el límite de mis sueños
como vana ilusión
que no ha existido jamás.
Voz que susurras en mis oídos
palabras de amor
y luego, en un suspiro,
rompes mi corazón.
Besos de tus labios
que depositan su fragancia en mis labios
y luego caen como pétalos rotos
en el cuenco de mis manos.
¡Amor que extiendes tu sombra sobre mi llanto!
60
Amor, ¿por qué de mi te alejas
en la noche oscura
y penando me dejas
en esta espesura?
Abre tus brazos
para que pueda seguir
el eco de tus pasos
hasta el eterno confín.
Abrázame en tu vuelo
y dame el consuelo
de tu amor,
para que pueda hallar la estrella
donde quedó grabada la huella
de tu corazón.
Amor, ¿por qué te alejas de mí
y me dejas absorto en este frenesí?
61
¿Recuerdas cuando tus besos y mis besos
se unían
en el murmullo del silencio?
¿Recuerdas cuando en la noche estrellada
tus manos y mis manos
se unían entrelazadas?
¿Recuerdas cuando tus ojos y mis ojos
se miraban
en el cristal de tu mirada?
¿Y cuando tu sonrisa resbalaba
por el rubor de tus pétalos
hasta herirme como perfume
que rozara mis dedos?
¡En mí tan sólo quedan
vagos recuerdos!
62
¡Quién pudiera besar
la flor que yo te diera
al verte un día pasar!
Ayer me regalaste tu sonrisa
que se derretía en el carmín de tus pétalos
cuando al mirar las olas del mar
tu fragancia rozaba mis besos.
Ayer me diste tus caricias
que te quería robar el viento
cuando contemplaba en el espejo del mar
todas las estrellas del cielo.
Ayer una lágrima te quise robar
que rodaba por la suavidad de tu terciopelo,
ayer una lágrima cayó al mar
cuando te desvanecías entre mis sueños.
¡Quién pudiera besar
la flor que yo te diera
al verte un día pasar!
63
Llenaré tu ausencia con fragancias rotas
de pétalos
que han ido sembrando
rosas blancas y rojas
por el jardín de nuestros besos.
Y la brisa del mar
recorrerá la orilla de tu mirada
hasta que la sonrisa de tus labios
vuelva a dulcificar
la amargura de mi nostalgia.
Llenaré el hueco de tu vacío
con los pétalos rojos de mi pasión
y con las acerbas lágrimas
de tu olvido,
¡amor que te has ido!
64
Beberé de la fuente del olvido las esencias rojas
que manaban de tus labios
cuando tú y yo
ocultos
bajo la fragancia del arrayán
nos besábamos.
Beberé del río azul de la nostalgia
los suspiros que exhalaste
al suave céfiro
y aquel acíbar verde
que fluía
de tus lágrimas.
Pero ya nunca más el arrebol de tus pétalos
volverá a teñir
de grana y púrpura
mis besos.
65
Ya no veo el aroma de tus pétalos que se derramaba
en la ternura de las flores
ni la luz de tu mirada que se esparcía
por las olas del mar.
Ya no veo aquellas fragancias púrpura
que se posaban
en los labios del alba
ni el color de tu sonrisa
que se esparcía por el viento
cuando te veía pasar.
Ya no veo todo el mar en tus pupilas
ni en tu aliento
todo el aroma de la rosa
que perfumaba tus besos,
¡amor que te vas!
66
Estoy a la orilla del mar sin límites donde ya
no siento tu mirada.
Un alud de emociones abrasa
mi descuido
cuando bebo la sal de la brisa
que me trae el recuerdo de nuestro idilio.
Los labios de la aurora besan la luz
del mar
como besaba la ternura de tus pétalos
la aureola de mi ansiedad.
Mis pies acaricia el temblor de una ola
como tu sonrisa cuando se derramaba
en mi boca.
Estoy a la orilla del mar,
solo,
sin tu mirada,
y el roce de tus recuerdos ya no me quiere besar.
67
¿Por qué llora la aurora lágrimas de rocío
cuando al despertar no hallo
la sonrisa de tu mirada,
sólo el hueco de tu vacío?
¿Por qué la rosa derrama su llanto
por el rubor de su aroma
cuando con mis labios rozo los labios
de una sombra?
Será porque te has desvanecido
en mi sueño de amor
cuando la luna derramaba su sonrisa de plata
sobre mi corazón.
Será, amor, porque
te has ido.
68
¿Dónde estás tú? ¿Dónde te escondes,
fantasma de luz?
¿Dónde están aquellos ojos que emulaban
el mar?
¿Dónde aquellos pétalos rojos
que contigo
me hacían soñar?
Un soplo de perfume llega hasta la playa
solitaria de mi nostalgia
para que pueda besar
el aroma de la rosa
y los labios azules de las olas del mar.
Y a lo lejos,
en el parpadeo de las estrellas,
veo pasar
de un ángel la imagen más bella.
69
Volveré a rozar tu mirada
cuando ya no haya olas en el mar
o cuando ya no brille el lucero del alba.
Volveré a acariciar la redondez de tu sonrisa
cuando el susurro del viento
no rompa
el rubor de la rosa
o cuando entre el trigo verde
ya no nazca la amapola.
Volveré a besar el aroma de tus pétalos
cuando en la línea del horizonte
nunca más
se vuelvan a besar la tierra y el cielo.
Amé la dureza de tu corazón y ahora mis ojos
ya no pueden ver la luz de tu mirada.
70
Besaré el sigilo de tu fragancia
y luego lo arrojaré a la orilla del mar
para que se confunda con el rumor del agua.
Besaré el arrebol de tus labios
y las letras de tu nombre
y luego los iré sembrando sobre las olas
como pétalos en la noche.
Besaré las caricias de tus manos
en el vacío de tu ausencia
y luego las iré derramando
por el piélago de mis penas.
¡Alondra que desgranaste tu cantar
en los suspiros del alba
y en las olas del mar!
71
¿Adónde iré a besar el rubor de tus labios
esta noche?
¿Adónde iré a beber
la dulzura de tu mirada
si te desvaneciste de mi lado como un sueño
de luz,
como una ilusión,
como un suspiro,
como la caricia del aura?
Te fuiste rauda como el viento
hacia el final de la luz
y me dejaste envuelto en la bruma
del olvido.
¿Adónde iré a buscarte esta noche,
amor que te has ido?
72
Buscaré tus pétalos rojos
en el dolor de la rosa
que ayer sonrió para mí
y hoy
cabizbaja
se marchita y llora.
Buscaré la luz de tus ojos
del mar en las olas
que ayer acariciaban mis sueños
y hoy derraman su amargura
en mi boca.
Buscaré la sonrisa de tu mirada
en los labios del alba
cuando en el venero de mis ojos
ya no queden lágrimas.
73
Vi el silencio al final de la luz
y allí estabas tú.
Allí estabas tú, sola, como el dolor,
sola en la línea del tiempo,
con un océano en tu mirada
y el rubor en tus besos.
Tus labios besaban los labios del alba
y tus manos, inmaculadas como la inocencia,
acariciaban mis anhelos,
que se iban desvaneciendo
en la grisácea sonrisa de la bruma
y en la azulada nebulosa de mis sueños.
Más allá de la luz, vi la sombra
de tu silencio.
74
Te desvaneciste en el silencio de las flores
que cantaban a la luz del alba,
te desvaneciste en el silencio de mis labios
que por no herirte
decir tu nombre no osaban.
Como paloma herida
te fuiste alejando por las páginas del tiempo,
como paloma herida
te fuiste alejando lentamente
de mis sueños.
Hoy te he vuelto a soñar
entre racimos de azucenas,
hoy te he vuelto a soñar
sumergida en el mar de mis penas
y tu sonrisa he vuelto a besar.
75
Recorriendo los labios del viento
que besaran el sonrojo de tu aroma
busco la ternura de una flor
que derramó su fragancia en mi boca.
¡Ay, cuántas veces se deshizo en mis labios
el rubor de una sonrisa,
cuántas veces rodó por la pasión de mis besos
el fuego de una lágrima furtiva!
Cuando la luna vertía su llanto
en el espejo del río
en tu boca se fundían aromas de jazmín
y de claveles encendidos.
Recorriendo los pétalos de una rosa
que llora de tristeza y olvido
busco aquellos besos de amor
que rebosaron de un corazón herido.
76
La luna ya no besa el perfume de tus labios
que acariciaba con dulzura el viento
cuando sumergidos en las fragancias del arrayán
tus besos se fundían en mis besos.
Besos que bebía la luna
con su sonrisa de plata
esculpida en la niña de tus ojos
y en el espejo añil del agua.
La luna ya no bebe el perfume de tus pétalos
que libaba en las noches de San Juan
cuando entre tus lágrimas y mis besos
flotaba la fragancia del arrayán.
Lágrimas que bebía la luna
con su sonrisa de plata
esculpida en el iris de tus ojos
y en el espejo añil del agua.
77
En el cielo roto en mil zafiros
de la noche azul
hallé el eco de tus ojos
y la suave luz de tu mirada.
Huellas de tus pasos encontré esparcidas
por el viento
y el arrebol de unos besos
que encendían los labios del alba.
Háblame de las fragancias rojas que besábamos
a la orilla del mar
cuando tus pétalos acariciaban mis labios
y en sueños
volábamos, volábamos
hacia la inmensidad.
Mil zafiros rompen la noche azul
de mi llanto.
78
Sola ante el mar,
tu verde mirada en las estrellas,
tus alígeros sueños
cabalgan entre lirios y azucenas.
Tocas el crepúsculo con tus manos,
los labios de la luna besas con tu mirada
y con el perfume de tus pétalos
de llanto tiñes la arena dorada.
Solo ante el mar,
mi mirada fija en las estrellas,
sentir entre mis manos
la luz de esa mirada que se aleja.
Veloz huye el viento
entre las olas del mar
y yo solo me quedo
con mis recuerdos y mi soñar.
79
¿Recuerdas cuando nos besábamos
en la noche sin orillas?
La noche dormía bajo el manto
del silencio azul de nuestros labios.
Escondidos en el latido del tiempo
escuchábamos
la música de la noche
que se deshacía entre nuestras manos
como el suspiro de una lejana estrella.
Entre mis manos recogí
la sonrisa que caía de tus labios
para que no se derramara por la larga noche
del amor.
A lo lejos
se oía cantar el ruiseñor.
80
Atravesaste la sonrisa de la aurora
cuando soñaba
con los latidos de tu boca.
Como si te posaras en mis labios y la luz de tu mirada
cayera en mis manos.
Ibas vestida con un tul de azucenas
y una corona de lirios sobre tus cejas.
Y te dejaste caer sobre las olas
y sobre las penas que rompen mis venas
y mi corazón ahogan.
Te fuiste volando en un sueño
y yo quedé enloqueciendo de amor.
No quiero seguir bebiendo el acíbar de mi dolor.
Atravesaste la sonrisa de la aurora
y quedé sumido en la bruma de mis sueños.
81
Sentí en mis manos el dolor de tu llanto
que ascendía por los límites de mi corazón.
Te alejabas de mí volando en la luz
de las estrellas
y sobre las olas del mar,
y yo te seguía buscando entre el dolor de mis manos
y los suspiros de mi corazón.
Más allá de las estrellas busqué el llanto
de tu dolor.
Grité a la soledad,
grité al silencio,
grité a la noche sin fin
y sólo hallé el eco de mi voz.
Busqué tu llanto en los recovecos
de mi corazón.
82
Mis manos se quedaron tristes cuando tus labios
se fundieron con los labios de la aurora.
¡Qué lejos, amor, te fuiste!
Una mirada tuya se mezcló con las olas
de mi llanto que llenaban el mar de tu huida.
¿Para qué tantos besos?
Mi corazón se hinchió del vacío de tu ausencia
y ya no oí el dolor de tus lágrimas.
Estaba tan solo en mi angustia,
que mis ojos ya no sentían la nostalgia
de mis manos
y tú te ibas alejando por la orilla de mis sueños.
Quise tocar otra vez tus besos,
pero tu llanto sonó más allá de la luz
y del silencio.
83
Tu fragancia se quedó sorprendida en mis manos
cuando quise tocar el rubor de tus pétalos
con mis besos.
No sé si eras tú
o era la luz de una estrella
que moría en mis brazos
cuando quise rozar el fondo de tu mirada
con mis labios.
Te fuiste de mis sueños,
visión lumínica,
cuando soñé que tus pétalos besaban
mis labios
y que su aroma se derretía entre mis manos.
Suspiro de azahar
que contigo he soñado.
84
¿Amor, te vas?,
¿o es que ya sólo siento mi soledad?
¿Acaso eres una transparencia
que ya no ilumina el sopor
de mi tedio
y te vas
diluyéndote
en la bruma de mis sueños?
Te vas a un mundo de luz
dejando caer tu sonrisa en mis manos
envuelta en un velo azul.
Y ahora
mis labios
ya no podrán beber
el aroma de tus labios.
85
¿Dónde está el sueño que viví?
¿Dónde están tus ojos,
tus labios,
los pétalos por donde resbalaban gotas de rocío,
tu sonrisa,
tu mirada,
las caricias de tus manos
que recorrían mi delirio?
¿Por qué te vas y tras de ti dejas
el carmín de la rosa,
la nieve del azahar,
el susurro de las olas
en tus ojos verdemar?
Si te vas
sólo viviré en tu vacío.
86
Algo en mí me dice que aún queda
un rescoldo de tu pasión
en las noches que se apagan las estrellas.
Una luz lejana,
como un lucero encendido,
ilumina mis sueños
con el amor y la candidez de los lirios.
El rubor de unos labios como pétalos encendidos
arde en el vacío de mi corazón
y una voz lejana,
como un pájaro de frágiles alas,
parece llamarme desde las brumas
de mi dolor.
Algo en mí me dice que tus caricias y halagos
aún permanecen
en mis sueños más alados.
87
Te fuiste
como la fragancia de una flor
que resbala por la orilla del viento,
te fuiste
como un suspiro de amor
que fluye por el límite de mis sueños.
Te he buscado
en el silencio de un aroma
que acaricia el sonrojo de unos pétalos,
te he buscado
en el carmín de una amapola
que me trae el rubor de tus besos.
Ay,
te fuiste en los brazos de Eolo
hasta el límite del tiempo,
te fuiste...
y me dejaste solo
con tu silencio.
88
Oigo los latidos de tu mirada en la penumbra
del mar y el sollozo de tus labios
en el azul del cielo,
oigo una sonrisa que va esparciendo en el rubor
de la tarde
una dulce melodía
y una fragancia de rosas y recuerdos.
Por los caminos del mar
sueño con tus ojos,
sueño con el amor que se va.
Por los caminos del cielo
voy sembrando estrellas de amor
y el carmín de tus besos.
En las noches sin sueño oigo los latidos de tu corazón
en el llanto del silencio.
89
Escucha mi llanto en la noche azul
de mis desvelos,
escucha mi llanto
que resbala por el carmín de tus pétalos.
Hoy he vuelto a recordar
el color de aquellos besos
que se perdían en las olas del mar.
Hoy he vuelto a sentir
el color de aquellos ojos
que lloraban por mí.
Escucha mi llanto en la nube azul
de mis sueños,
escucha mi llanto
que me trae la sonrisa de tus pétalos.
90
Quiero sentir eternamente tu mirada
en mis labios.
He venido al mar sin orillas
para que mis manos
puedan tocar la ternura de tu sonrisa.
Hay ecos vacíos en el fondo del mar y un olor a rosas
que contigo me hace soñar.
El rumor púrpura de un perfume roza mis labios
cuando las gaviotas se van.
En el horizonte lejano se oculta la última estrella,
tras ella
el postrero beso te quisiera robar
y luego
volar y volar en un sueño
hasta la eternidad.
Hoy he visto morir una estrella en el fondo del mar.
91
Soplo que brotas de la bravura del mar.
Llamas a mi ventana
cuando aún duermo
y grabas en sus líneas de luz
las notas azules que canta el viento.
¡Ah soplo del mar!
Llévame en tus alas transparentes
hasta la orilla del lamento
que derraman lejanas campanas
en el asombro de mis recuerdos.
Tu canto azul se pierde,
soplo del mar,
en los límites del dolor
cuando a mi ventana vienes a llamar.
92
Emanación que surgiste de la ralladura del viento.
¿Eres mar o eres bruma que se deshace
entre mis dedos?
Ola que se ensancha,
luz azul
que se desvanece
en la superficie del océano,
pájaro que vuela
hasta la sombra del abismo.
¿Acaso eres la luz que me ciega?
¡Si el amor fuera viento!
Por la orilla del olvido
se va apagando aquel fuego
que helaba mi pasión.
Ya no hay mar, ya no hay bruma, ya no hay viento,
sólo el dolor de un amor que ha muerto.
© Julio Noel
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