El lucero del alba sonreía
en los labios de la aurora
y la brisa de tu perfume acariciaba
el rubor de una rosa.
En el bruñido cristal del agua
se miraba la sonrisa de tu boca
que en el dorado nacer del día
sangraba fragancias y aromas.
Por el río volaban mis penas,
con sus alas rotas,
para morir en la mar
entre el rumor de las olas,
y tú permanecías impávida,
con una sonrisa loca,
mientras mis lágrimas herían
el terciopelo de la amapola.
En el alba sonreía el cielo
y lloraba la luna roja,
y el perfume de tus pétalos
se derretía en mi boca.
De Sonrisas y lágrimas de primavera
© Julio Noel
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