Al nacer el alba
te vi en las alas del viento
sumergida en un aroma colorado
y rodeada de un halo de fuego.
El carmín de tus labios exhalaba
para mi boca un beso,
pero, ¡ay!, se perdió entre las flores
que iba sembrando el céfiro.
En los rosados labios del alba
expiraba el último lucero
que había destilado durante la noche
agua de luz para tus ojos negros.
Cuando las sombras se retiraban
para dormir su dulce sueño
me enviaste la fragancia de tu boca
en el carmín de un beso.
De Sonrisas y lágrimas de primavera
© Julio Noel
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