Una lluvia de oro caía
sobre tus rojos labios
sembrando esencias carmesíes
en unos ojos enamorados.
Voces de terciopelo se oían
en el silencio violáceo
que ensordecía el clamor
de tus rojos labios
entre la cándida sonrisa de las azucenas
y el aroma níveo de los nardos.
Un murmullo de fragancias
bebía el aliento cálido
de unos besos carmesíes
en las doradas tardes de mayo.
La suave brisa del atardecer
mecía en sus manos
la blandura de tus perfumes
y el terciopelo de tus labios
que exhalaban rojos suspiros
en un corazón enamorado.
De Sonrisas y lágrimas de primavera
© Julio Noel
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