La primavera sonreía
en los labios de tu fragancia
con aromas de colores
que volaban en alas de plata.
Un susurro amarillo ascendía
por la ladera verde y malva
que envolvía en rizos de oro
la dulce esencia de la mañana,
y el sordo rumor de las abejas
entraba por mi ventana
envuelto en dorados aromas,
aromas de mi infancia,
que me trasladaban a la verde ladera,
resplandeciente de luz gualda,
para beber las esencias amarillas
de la flor de la retama.
El dorado silencio se rompía
con el trino de la alondra parda
y con el cantar del jilguero
que se escondía
en el amarillo de una rama
para ocultar su melancolía
en la dorada fragancia.
El carmín de tus rubíes sonreía
en la primavera de oro y grana
al color de tus aromas
y al dolor de mi nostalgia.
De Sonrisas y lágrimas de primavera
© Julio Noel
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